Después de narrar la noche en la que, según ella misma, como madre, se dio cuenta de que todo estaba cambiando; la noche en la que la pequeña Rocío Flores comenzó a chillar porque su padre le había dicho que, cuando ella se dormía, Fidel y su madre se iban de la casa, Rocío Carrasco ha pasado a contar uno de los días más felices de su vida: el día en el que le dieron la nulidad matrimonial.
Uno de los argumentos que Rocío dio para pedir la nulidad eclesiástica es algo de lo que no había hablado hasta ahora: un episodio ocurrido durante la convivencia conyugal en el que, estando ella embarazada, Antonio David le pedía que abortara.
Su tío, Juan de la Rosa, declaró ante el Tribunal de la Rota y, para apoyar la petición de su sobrina, contó el día en el que vio a Antonio David durmiendo en el coche frente a su casa y desde donde le habló de “los pechos” que varias señoritas “le habían puesto delante”. Rocío Jurado también declaró a favor de su hija, añadiendo que Antonio David era un hombre “agresivo”.
Por parte de Antonio David, uno de sus testigos era su madre, Luisa Carrasco, que hizo estas brutales declaraciones en contra de Rocío: “Es cierto que mi segundo nieto nació con ciertos problemas, achacables a la vida poco decente que su madre tuvo durante el parto”, declaró frente al Tribunal de la Rota y añadió: “Lo que puede decir es que su padre de ella murió de un infarto y mi marido lleva dos años con Alzheimer por culpa de la vida desarreglada de Rocío”.