La ducha, el cepillarse los dientes o el prelavado de los platos: conocer cuánta agua consumimos en las acciones cotidianas es crucial para el planeta
telecinco.es
Las acciones más cotidianas pueden marcar la diferencia en lo relativo al consumo de aguaPIXABAY
El riesgo de desertificación al que se enfrentan países como España es serio y está en nuestra mano ponerle remedio.
La solución pasa por un consumo responsable y eficiente del agua y, para ello, necesitamos saber cómo utilizamos este recurso en nuestro día a día
El cambio climático ha puesto en jaque nuestro futuro y algunas de sus consecuencias, como las sequías, ya son amenazas tangibles. Las temperaturas medias del planeta mantienen una tendencia ascendente, lo que unido a otros indicadores como la cantidad de precipitaciones o la tasa de evaporación supone que muchos lugares se enfrenten a un peligro de desertificación. Y las cosas parecen complicarse especialmente en zonas y territorios que ya son naturalmente áridos, como el español.
España es uno de los países más secos de Europa y, por eso, es crucial que nos concienciemos sobre el uso responsable del agua. Y para ser verdaderamente conscientes de la magnitud del problema y saber cómo nos comportamos al respecto es recomendable contar con una radiografía de nuestro consumo. Solo así podremos averiguar cómo gastamos este recurso y aprenderemos a optimizarlo. Estos son algunos datos y curiosidades sobre el uso de agua en los hogares:
¿Sabías que en España actualmente consumimos una media de 132 litros de agua por persona y día? Parece una cantidad enorme, y realmente lo es, a pesar de haberse reducido en los últimos veinte años. En cualquier caso, buena parte de esos litros se malgasta debido a un mal uso o a la falta de concienciación: todavía hay mucho margen de mejora.
Las acciones cotidianas tienen un impacto crucial en el consumo. Especialmente las que realizamos todos los días. Las tareas relacionadas con la cocina y elaboración de alimentos conllevan un importante gasto de agua. En preparar la comida se suelen usar habitualmente unos 2 litros y en limpiar la vajilla después de comer, alrededor de unos 113 litros si lo hacemos a mano. La cifra se reduce considerablemente, hasta los 12 litros, aproximadamente, si optamos por un lavavajillas.
Y con respecto al lavavajillas encontramos otra de las fuentes de consumo más inadvertidas: el prelavado. La costumbre de pasar por agua platos y cubiertos antes de introducirlos en nuestro electrodoméstico, para en teoría mejorar el resultado final, puede suponer un desperdicio de hasta unos 47 litros de agua.
Un acto tan habitual e imprescindible como una ducha de unos 5 minutos puede suponer el gasto de unos 60 litros de agua. Tirar de la cadena del retrete puede oscilar entre los 7,5 y 9 litros, aproximadamente, dependiendo del modelo. Y una colada suele necesitar unos 50 litros.
Los grifos suelen ser una fuente de suministro que, mal utilizada, puede provocar importantes derroches. Abiertos, los grifos de la ducha, el lavabo o el fregadero suelen consumir en torno a unos 12 litros de agua por minuto. Por eso es importante cerrarlos y evitar que se desperdicie el agua mientras no la necesitemos.
Dimensionado el problema, llega la hora de ponerle solución y hay muchas formas para evitar el derroche de agua. Por supuesto, acondicionar las instalaciones de nuestra vivienda u optar por electrodomésticos que permitan realizar un consumo más eficiente es una buena idea. Pero también podemos contribuir con acciones más pequeñas, que también tienen un fuerte impacto.
Mantener los grifos cerrados mientras nos lavamos los dientes o nos enjabonamos en la ducha son pequeñas medidas que están a nuestro alcance y que pueden suponer un ahorro. Desde Finish, la marca número uno recomendada por los principales fabricantes de lavavajillas, aconsejan poner fin al prelavado gracias a sus innovadoras pastillas Finish Quantum Ultimate. No enjuagar los platos bajo el grifo antes de meterlos en el electrodoméstico evita un importante derroche de agua.
Solo mediante la concienciación podremos cambiar nuestras costumbres y hábitos, sustituyéndolos por otros que nos permitan ser más eficientes y sostenibles. Cuidando el agua hoy, preservaremos el agua del mañana.