Muere Mila Ximénez, la periodista todoterreno: de sus primeras entrevistas en prensa a su etapa en la tele
Empezó en una redacción, su aventura en la radio y su amor por la televisión: una periodista todoterreno
Mila Ximénez ha muerto a los 69 años a causa de un cáncer de pulmón: su trayectoria profesional
Difícil es imaginar el mundo de la televisión sin Mila Ximénez. La periodista ha dedicado su vida a este medio y en los últimos diecisiete años la hemos visto a diario en 'Sálvame'. Incombustible siempre y guerrera hasta el último momento, su muerte resulta una pérdida irreparable de la que todavía no se hacen a la idea sus compañeros, familiares y amigos. El cáncer de pulmón que le fue diagnosticado el pasado 20 de junio se la ha llevado muy pronto. Tenía 69 años y todavía mucho por contar con esa forma de comunicar tan suya y visceral que era como entendía, definitivamente, el periodismo y la vida.
"Todo es mucho menos si tú no estás", escribía de cara a su cumpleaños su amigo íntimo, Jorge Javier Vázquez y eso es algo que queda de manifiesto también para el mundo de la prensa. Los principales rostros del corazón están de luto porque más allá de la amiga, de la figura televisiva o de la madre y hermana, Mila era una gran profesional que no necesitaba de muchos más adjetivos.
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Es fácil imaginarla en torno a una mesa en un acalorado debate o también recordando algún especial de los años dorados en Marbella. En todo estuvo presente Milagros Ximénez de Cisneros Rebollo cuando cambió su Sevilla natal con 18 años por la vida en pareja en un Madrid frenético. Lo que llevaba de equipaje eran las ganas de hacer periodismo, lo que había estudiado (que no llegó a terminar) y pronto encontró su hueco.
Los comienzos en una redacción para Mila Ximénez
Paradójicamente de lo que se ha visto que ha sido un amor mutuo entre ella y la televisión, sus primeros pasos no los dio en este medio y fue en la redacción de un periódico en 1986: en el diario ABC donde se hizo su propio cortijo (tal como le gustaba llamarlo) con la sección semanal del 'Café con Mila Santana'. Aquí tuvo la oportunidad de estrenarse como entrevistadora y tomar un café con nombres tan conocidos como Andrés Segovia, Antonio Mingote, Cayetana de Alba, Leonard Cohen, Plácido Domingo, Terenci Moix, Antonio Asensio, Miguel Bosé, Pedro Almodóvar, Carmen Sevilla y Boris Becker, entre otros.
A esta incursión en prensa escrita le había seguido anteriormente (1984) su unión profesional con Jaime Peñafiel en 'La revista', pero no sería hasta su salto a la radio con 'Directamente Encarna' en la Cadena COPE (1984-1987) cuando la periodista estuvo en primera fila y logró la notoriedad y estabilidad que necesitaba tras haberse separado recientemente de su marido, el tenista, Manolo Santana. Aquella pecera de la radio fue testigo de confidencias, juergas y diversos momentos que metieron a Mila de lleno en el círculo más íntimo de la afamada locutora que lograba audiencias millonarias en la radio cada fin de semana.
Esa amistad suscitó todo tipo de historias. Comenzó a fraguarse lo que estaba entre la realidad y el imaginario colectivo. De los trajes de visón, los valiosos relojes o el pago del alquiler de varios meses de su piso. Todo, con tal de que esa amistad se mantuviese, pero eso no fue posible y Mila Ximénez pasó al otro bando, al que estaba en contra de Encarna Sánchez. "Me dejó en la ruina más absoluta", llegó a confesar en una ocasión en 'Sálvame' y que por culpa de la locutora y su gran influencia en los medios estuvo once años sin trabajo.
Se estrena en un plató de televisión: su carrera en Telecinco
Tras ese paréntesis de varios años, Mila Ximénez regresa a la actividad profesional a principios de los 2000 y ya quedaría para siempre ligada al mundo de la televisión y, en concreto, de Telecinco. 'Crónicas Marcianas' fue su primera puerta abierta. De ella diría después que "fue mi escape para salir del pozo en el que estaba metida. A mí un día me llamó una persona para preguntarme si quería participar en su programa y dije que sí. Entonces cobraba medio millón de pesetas por programa y hacía tres días a la semana... Hubiera hecho lo que hiciera falta", son algunas de las confesiones que hizo a Risto Mejide en el 'Chester'.
A este nuevo comienzo le siguió una larga lista de colaboraciones televisivas en 'TNT', 'A tu lado', 'La Noria', 'Abre los ojos... y mira', 'Supervivientes' y la que sería su casa hasta el último día: 'Sálvame' (2009) en todas sus versiones. Allí dio la noticia de su enfermedad, apareció para alegría de todos tras un duro ciclo de quimioterapia y en donde no se encuentra ningún tipo de consuelo desde que se sabe que su silla no volverá a ser ocupada. Que no habrá una vuelta.
En este plató es donde lo ha dado todo hasta la extenuación. La intensidad de 'Sálvame' le hizo a Mila en varias ocasiones retirarse para coger aire, estar cerca de los suyos que era lo más importante y tras esas paradas técnicas volvía más cañera si cabe y trayendo alguna exclusiva bajo el brazo. La periodista tenía necesidad de estar cerca de su familia televisiva y por ella lo daba todo. Desde confesiones íntimas, sus famosas croquetas en el suelo o el testimonio que dinamitaba la relación entre Isabel Pantoja y Kiko Rivera en una exclusiva, sin precedentes, para 'Lecturas'.
La etapa de los realities de Mila Ximénez
La última aventura televisiva de Mila estuvo marcada por los realities. Pudimos verla en 'Supervivientes' en el año 2016, donde quedó tercera finalista por detrás de Yola Berrocal y Jorge Díaz, el ganador en esa edición y allí la periodista demostró que ese carácter del que había hecho gala siempre en los platós era un gran arma también para la supervivencia. Una experiencia de la que reconoció en repetidas ocasiones que le había cambiado la vida y que la impulsó para volver a meterse en otro reality.
Este fue el caso de 'GH VIP', otra experiencia más para ponerse al límite y demostrar a todos que era una mujer fuerte. ¿Qué es lo que nos dejó ver además de comprobar su afición por el tercer puesto? Básicamente, estuvimos ante la esencia de Mila Ximénez: sus enfados, alegrías, quejas, emociones que hacían de ella esa credibilidad por todo lo que hacía. En sus últimos días confesaba que disfrutaba con lo que tenía y que no pensaba ya tanto en lo que le faltaba. "El enfado sin motivos se ha ido de mi casa y eso me hace sentirme más libre", aunque ese pronto difícil de olvidar era su esencia y para el que no se encuentra ningún sustituto.
Esa cercanía, tan natural, nada impostada, conseguía que la incorporaras a un estadio superior de afectos, que la periodista, la profesional se colara dentro del círculo de los auténticos amigos, que ahora lloran su pérdida y tratan de imaginar una vida sin ella. Algo que como ya dijo Jorge Javier Vázquez es imposible porque han perdido a su estrella en el festival del humor. A la protagonista de momentos irrepetibles dentro y fuera de la televisión.