Malas noticias para la actual pareja del colaborador de ‘Sálvame’, Gustavo González. María Lapiedra habría perdido la batalla judicial por la custodia total de sus dos hijas mayores: Martina y Carlota, según ha informado 'Semana'. La Audiencia Provincial de Barcelona habría denegado, tal y como afirma esta cabecera, la demanda que la exconcursante de ‘Supervivientes' pidió en 2018 para tener la guardia y custodia total de las dos hijas que tiene en común con su exmarido Mark Hamilton.
Tal y como publica ‘Semana’ los magistrados habrían rechazado la petición de la demandante. Lapiedra pedía la guarda y custodia total de sus pequeñas alegando que “los abuelos paternos pasaban más tiempo con los hijos que su propio padre”. Según explicaba la actriz y ha publicado la revista, las menores viven con su padre (cada dos semanas) y estarían exclusivamente al cuidado de sus abuelos paternos.
Ante los informes presentados por la exsuperviviente, tal y como ha apuntado dicha cabecera, la magistrado ha optado por desestimarlos y optar por la sentencia fijada con anterioridad. Una sentencia que respetada la custodia compartida de ambos progenitores y en las que sus hijas vivían cada 15 días con cada uno. La jueza también ha explicado que su situación no se aleja de la que viven otras familia y es algo habitual que ambos progenitores trabajen fuera de casa, siendo normal que los abuelos pasen el tiempo necesario con sus nietos.
De esta forma y tras desestimar el juzgado su petición, la actriz tendrá que seguir compartiendo la custodia de sus dos hijas, Martina y Carlota, combinando su estancia entre Barcelona y Madrid. Hay que recordar que en la capital vive en una casa junto a Gustavo González donde ha formado una familia junto a su otra hija, Mia.
Las pequeñas viven a caballo con su padre y su madre. Cada dos semanas cambian a la exintérprete de cine para adultos por el exarquitecto. Ambos son los que pagan los estudios a medias. Incluso el tiempo que Lapiedra pasa con sus hijas en la Barcelona transcurre en el domicilio familiar que tiene en la localidad catalana de Sant Andreu de Llavaneres. Precisamente, del que también paga una parte su ex ya que se casaron en régimen de bienes gananciales.