Aunque Laura Madrueño lleva muchos años Telecinco, lo cierto es que la que fuera mujer del tiempo, es desde el año pasado una de las presentadoras de 'Supervivientes'. La periodista está casada con el hombre de su vida, Álvaro Puerto, un fotógrafo con el que comparte, además de vida, muchos valores como su amor por la naturaleza.
La presentadora de 'Supervivientes' se casaba hasta en dos ocasiones con el que hoy es su marido en 2022. Dos bodas muy diferentes, en el mar y en el campo, siempre rodeados de los suyos y con la sostenibilidad por bandera. Celebraron una primera boda el 18 de junio, con sus familiares y amigos íntimos y otra con más invitados el 17 de septiembre de ese mismo año.
La meteoróloga que es una amante total del mar siempre soñó con una boda en alta mar y dicho y hecho. Un fin de semana, cuatro veleros en Formentera, y 35 invitados acompañaban a los novios al jurarse amor eterno. Tres meses más tarde celebraban de nuevo su enlace en una boda campestre al más puro estilo Balmoral. ¡Así fueron las dos bodas de Laura Madrueño!
No una sino dos veces le ha dado la presentadora de 'Supervivientes' el 'sí, quiero', a Álvaro Puerto el hombre de su vida. Tras varios años de relación decidieron dar un paso más en su relación y se casaron hasta en dos ocasiones. El 18 de junio del 2022 y en un entorno inigualable la pareja se juraba amor eterno.
Su pasión por el mar el tal que Laura siempre soñó con casarse con el agua de fondo. “siempre he navegado y buceado con mis padres, desde que era un bebé. Y además tenía la ilusión de que mis invitados pudieran pasar un fin de semana a bordo (durmiendo en los veleros), lo que para mí es el plan más maravilloso del mundo” aseguraba en una entrevista.
Su boda en alta más fue de los más íntima y duró todo un fin de semana. La pareja juntó a 35 personas en cuatro barcos de vela, disfrutaron de las aguas de Ibiza y Formentera y acompañaron a los novios en la aventura del comienzo de su matrimonio. “Donde más feliz estoy es en el mar, navegando, y la ilusión de mi vida era que todos mis invitados pudieran vivir un fin de semana a bordo… ¡y así fue!” aseguraba la novia en una publicación en sus redes sociales.
Para la ocasión Laura lució un vestido del atelier catalán Yolancris. Optó por un minimal con escote halter en la que destacan las aberturas en espalda y costados, y está acabada con una trenza en el escote y botones forrados, ambos también en crepe. ¡Ambos novios acabaron en el agua!
No obstante, la pareja se quedaba con ganas de más y de poder de celebrarlo por todo lo alto con el resto de sus amigos. “Teníamos que hacer otra ceremonia para todos aquellos que no podían ir a la primera, y decidimos hacerla en el campo rodeados de vacas y ovejas, que es donde nosotros pasamos gran parte del año”, apunta Laura.
El segundo enlace de la pareja estuvo medido al milímetro. Los novios impusieron a sus invitados el dress code Balmoral. “Fue una maravilla ver a todos nuestros invitados tan guapos, se tomaron el look muy en serio y las fotos quedaron preciosas”, aseguraba Laura en la revista '¡HOLA!'. Se decantaron por un menú repleto de productos de proximidad y platos clásicos como patatas revolconas con torreznos de Gredos y gildas entre otras cosas. Los novios no dudaron en poner migas con huevos del pastor para la recena.
La decoración fue otro de los fuertes de esta boda campestre y sostenible. Pusieron cestas de manzanas recién cosechadas por la pareja, también plantas de temporada con tonos otoñales. “Una de las mejores decisiones que tomamos es no hacer sitting, para que la gente pudiera sentarse cuando y con quien quisiera. Para ello colocamos unas mesas muy largas de madera maciza en las que los invitados se sentaban en fardos de paja que cubrimos con unas telas”
En este segundo look nupcial, Laura apostó por los mismos diseñadores que en su boda marinera. Para la ocasión lució unas dos piezas en tonos blancos. La falda de corte antiguo con bordados, lo combinó con un cuerpo sendillo y cómodo en blanco roto ambas partes. Para darle un toque personal y silvestre, su calzó unas botas de caza de caña alta, estilo british, hechas a medida.