Sol Macaluso sabe muy bien la carga de estrés que provoca la labor informativa en una guerra. Después de un año todavía sigue sufriendo las consecuencias. Su cerebro sigue estando en alerta y pensando en lo que pasa diariamente en Ucrania.
La reportera fue de las primeras en informar del conflicto bélico. Contó muchas historias para que conociéramos la realidad, pero otras muchas se las guardó para no hacer más daño a los suyos. Sentada frente a mí veo cómo trata de contener esa emoción al recordar a todas esas personas que conoció y entrevistó, pero el brillo de sus ojos le delata. Me vienen entonces a la cabeza sus coberturas cargadas de sentimiento y así es cómo comenzamos a hablar de la experiencia más intensa y dura que ha vivido.
"¿Te hubiera gustado estar en el frente en la fecha en la que se cumplía un año del comienzo de la guerra de Ucrania?", le pregunto. "Me hubiese encantado poder estar ahí, haber vuelto, sobre todo en el aniversario, porque sigo manteniendo mucho contacto con mis compañeros de trabajo y con muchas de las personas que conocí", contesta.
Poniendo a prueba su tenacidad y las ganas de ganar experiencia se lanzó de lleno a su particular trinchera, la de la información en la guerra de Ucrania. Al principio no había ni plan de escape, ni chalecos antibalas, ni casco ni la certeza de si se podría o no comunicar bien ese día con el exterior. El tener batería en el móvil era casi una obsesión y desde un refugio y a través de mensajes de WhatsApp es como nos atendió la primera vez que la entrevistamos para Outdoor. Ahora al tenerla de frente y verla hablar con tanto aplomo no me cabe la menor duda que ella arrojó mucha luz cuando todo era oscuridad en la guerra.
Durante su cobertura se dio cuenta de muchas cosas que ha ido viendo todavía más claras con el paso del tiempo y fuera ya de ese escenario. Después de haber pasado por mucho miedo y habérselo hecho pasar a sus seres más queridos, Sol Macaluso ha llegado a la conclusión de que no es para todo el mundo este tipo de periodismo. "Hay que estar muy fuerte mentalmente y regular mucho las alertas y el estado de pánico en el que entra el cuerpo para poder trabajar de manera eficaz".
En esos primeros días en los que reinaba el más absoluto caos en Ucrania, la periodista argentina puso voz a muchas historias y hubo momentos en los que se quebró por completo. La reportera exteriorizó su miedo ante los constantes bombardeos y rompió a llorar en directo al contar que se iba a hacer cargo de la hija de Max, su compañero guía .
"En el momento no pude evitar emocionarme porque soy humana. Mucha gente lo aplaudió, mucha gente se acercó a mí para felicitar mi trabajo, pero otros me juzgaron y me dijeron que eso no era propio de un profesional".
No le importa reconocer que ha llorado mucho y que tendría que haberlo hecho incluso más. También vivió momentos muy emocionantes y hasta un episodio machista que respondió tajante. "Esto es para los hombres. Aquí se viene a luchar. Tendrías que estar dando los deportes", son las palabras textuales que le dijeron y que aún resuenan hirientes en su cabeza.
Sin embargo con todo eso y lo que le vino después cuando regresó, que también fue duro, Sol Macaluso insiste en que volvería a Ucrania si la llaman otra vez. La nueva exposición a la que pasó a través de su trabajo, sentirse juzgada por todo, el no poder dormir y sentir que aún estando lejos de allí "el cerebro no entiende que puede relajarse" fueron algunas de esas consecuencias.
Ha comprobado cómo las redes sociales pueden ser un lugar tan hostil como el mismo campo de batalla y de eso trata de cuidarse. "He aprendido que ahora mi responsabilidad a la hora de comunicar tiene otra visibilidad, tiene otro alcance". Lo que más le choca es que se la critique por reinventarse cuando eso es lo que ha venido haciendo toda su vida.
"No ha habido un cambio en mí, lo que pasa es que la gente al conocerme en Ucrania se había hecho una imagen de mí y pensaba que yo era eso, pero mi carrera periodística empezó antes y fue con deportes", destaca para enumerarme después todos los sitios en los que antes de la guerra ya había trabajado. Además de su otra profesión de maquilladora, Sol Macaluso pasó por cubrir fútbol internacional, boxeo, comunicación institucional y corresponsalías siempre al pie de la noticia.
En ese punto, la reportera argentina tiene las ideas muy claras: "Me gusta la versatilidad, el poder demostrar que uno cuando le gusta lo que hace y es profesional puede hacer lo que le pongan por delante. Le guste o no a la gente, que eso ya es otra cosa".
El estar en la guerra de Ucrania, saber cuidarse, comunicar de corazón no son los únicos hitos de Sol Macaluso si echa la vista atrás un año. La periodista también ha cumplido otro sueño al vivir la experiencia de Qatar y cubrir la final del Mundial. Ahora me dice que va insistiendo a todo el mundo que le gustan los deportes que tiene que vivir en algún momento esa experiencia. "Para mí a nivel personal y profesional fue una locura y el broche de oro fue que ganó Argentina".
Cubrir una guerra, un Mundial y estar satisfecha con su trabajo final "es lo más bonito de la vida", dice y tiene claro esta reportera que en breve verá la luz su proyecto más íntimo y que ha dejado después de un año muy intenso un legado en el que su arma es la información y su poder el comunicar desde el sentimiento y la emoción.