Sol Macaluso ha buscado el reflejo de lo que siempre ha sido ella y lo ha hecho lejos de casa. Después de estar narrando durante dos meses lo que estaba ocurriendo en Ucrania y, contándonos desde un refugio y en exclusiva para Outdoor, los momentos más duros que ha pasado allí desde que se iniciase la invasión rusa, la reportera de Mediaset ha necesitado del calor de los suyos y de volver a un lugar cargado de buenos recuerdos para poder recomponerse de todo el horror que ha visto durante este tiempo.
Después de 67 días informando desde la primera línea del conflicto, Sol Macaluso no ha podido evitar que la guerra le haya pasado factura. Y con la misma naturalidad con la que daba las noticias desde Ucrania, también ha compartido con sus seguidores las secuelas que le han dejado esos dos meses largos en el país que continúa defendiéndose de la invasión de Rusia.
Sintiendo que su cerebro sigue "en alerta permanente" y que tampoco logra dormir bien por las noches, el diagnóstico médico que ha recibido Sol Macaluso ha sido claro: estrés post-traumático. Algo que es normal después de todo lo que ha pasado y que le ha llevado a refugiarse ahora en los suyos. Es por ello que la periodista ha tratado de recomponerse y lo ha hecho en un lugar que conoció con 19 años y que para ella siempre es una válvula de escape.
Sol Macaluso ha viajado a Nueva York, una ciudad que, tal como ella misma describe: "Me sacudió, me cambió y me convirtió en mucho más de lo que soy hoy". En este lugar, la corresponsal se cargó de sueños cuando aterrizó en 2015 para estudiar durante un año el programa de Au Pair, mientras trabajaba de niñera para familias locales. Todo un desafío que fue su "primera experiencia completamente sola en el exterior" y de la que se llevó todo un aprendizaje y grandes amigos.
A ellos les ha querido volver a ver ahora para cargarse de energías. En medio del caos de esa ciudad de los ruidos que ella ha descrito muy bien en su perfil de Instagram paradójicamente, ha buscado encontrar "silencio interior". Y ese objetivo lo está consiguiendo a base de acudir a los rincones que nunca le han fallado y a todas esas experiencias que sabe que la "recomponen".
Después de haber atrasado esta vuelta a la que considera "su casa" por la pandemia, la reportera ha visto claro que este era el momento ideal para volver y encontrarse a sí misma: "Nueva York me recompone, aunque haya cosas que sean 'irrecomponibles', aunque nadie las entienda, ella me entiende a mí".
En este viaje curativo, Sol Macaluso ha visitado a amigas como Amina de la que ha dicho que es "una gran mujer" y de esas amistades de verdad que pasan la prueba de la edad, el tiempo y la distancia. También ha aprovechado su estancia para reencontrarse con Pame y Jime, las primeras personas a las que conoció cuando se echó la manta a la cabeza y llegó con 19 años a Estados Unidos. Dos amigas a las que conoció en clase de zumba y cuya relación está intacta, aunque hayan pasado siete años y muchas cosas.
Sol Macaluso se ha rodeado de mimos de los suyos y entre los paseos por las calles de Brooklyn o desde las alturas de los rascacielos también nos ha regalado un reencuentro para el recuerdo: el famoso brunch de Pascua con Mamen Sala, corresponsal de Mediaset en Nueva York, a la que tiene un gran cariño la periodista. De todos ellos se ha llevado un chute de amor y bonitos gestos que, a buen seguro, le habrán cargado el alma y ayudado a curar muchas cicatrices a la reportera.