Ya lo decían las abuelas, "con una buena olla se alimenta a la familia varios días", de ahí que Maui, cantautora de Utrera y sobrina de Bambino, se haya puesto el mandil y haya utilizado el potaje gitano o cocido colorado como excusa para vivir una celebración castiza y muy auténtica. La clave para que en esa improvisada cocina del Teatro Flamenco Madrid 'pasen cosas' está en ese aire familiar con el que se cocina este plato tradicional mientras se le canta y baila a la vida. Acompañada de unos increíbles 'pinches musicales' (de la guitarra de Paco Soto y sus palmeros bailaores), la artista ha tenido una invitada este domingo 6 de marzo de lo más especial en sus 'Domingos de Vermut y potaje': Cristina Medina reaparecía sobre un escenario dispuesta a reír y charlar ante la atenta mirada de sus hijos.
Dispuesta a no saltarse la popular pringá del puchero, la actriz famosa por su papel de Nines en 'La que se avecina', ha echado un buen rato, que "ya iba tocando" para celebrar junto a Maui que en torno a una buena olla puede pasar de todo. Y así ha sido. La intérprete ha dado la receta que ella sigue al pie de la letra en su día a día y todo lo que en ella ha cambiado después de haberle sido diagnosticado un cáncer de mama.
"En este momento tengo hambre de normalidad y de simplicidad. De estar tranquila y de levantarme por la mañana sin que me duela nada", es su respuesta cuando se sienta a la mesa. Para Cristina Medina el estar rodeada del público en directo es sin duda alimento. Ellos celebran su vuelta a los escenarios colgando el cartel de lleno del Teatro Flamenco y esperándola en pie y con palmas cuando se arranca a cantar y bailar celebrando este domingo de vermut.
Durante todos estos meses se ha encontrado con el cariño de la gente. "Mis compañeros y familia me quieren. Nadie me ha dado ninguna sorpresa", pero sobre el escenario se da cuenta de que tiene mucho más cariño y admiración de la que se imaginaría, tal como ve con ovación que se la recibe desde el patio de butacas. Una vez sentada y en torno a esa olla, surge la magia junto a Maui. Mientras Cristina Medina se encarga de cortar el chorizo que aderezará el puchero, la actriz se contagia de los aires de Utrera (como le pasa a su personaje Nines en 'LQSA').
En esa improvisada cocina surge una conversación íntima en la que ambas se sinceran y se dan cuenta de lo que la vida les ha enseñado. Después de tomar decisiones complicadas, pero de las que no se arrepiente, tal como confiesa, Cristina Medina descubre entre fogones que a día de hoy ya no es la misma: "El cáncer ha sido evidentemente un antes y un después", indica emocionada, pero recalca que eso no le ha quitado el hambre de vivir. Todo lo contrario. A la actriz se le ha abierto ahora más el apetito que nunca y no es por lo bien que huela este puchero, sino porque "quiere seguir engordando a base de coleccionar momentos".
No en vano este plato es un buen ejemplo. El cuchareo da energía y si a través de esta sesión mañanera se logra desprender vida, buena es la conversación entre Maui y Cristina Medina. La actriz se está enganchando a base de pensar en sí misma y de haber hecho un parón en su agenda. Ahora le toca pensar en ella y a partir de su enfermedad y tratamiento ha descubierto otras inquietudes que participan en su nueva fiesta de la vida. Sin embargo, el verla de nuevo sobre un escenario es el mejor ejemplo de que no se va a quedar a verlas venir.
Buena prueba de ello es que participa activamente en la olla que cocina Maui en directo mientras suena la música. Mirando la vida con las gafas del más allá, el testimonio de la actriz y su energía son una misma obra inspirada en hechos reales que emociona a los asistentes.
De todo ha sacado un aprendizaje y en plena preparación de este plato culinario, Cristina Medina también se acuerda de la entrañable Nines, su personaje desde hace catorce años en 'La que se avecina': "De ella he aprendido otra parte de esta profesión que es estar delante de la cámara y no delante de un público en directo", explica aunque esa guasa con la que ha abierto el apetito de los comensales es un signo inconfundible de que hay más de Nines dentro de lo que la actriz se cree.
"Yo voy a hierro. Hay gente que son vagones de un tren y otros la máquina. Pues yo no soy vagón. Yo voy tirando", confiesa a Maui en este plan tan castizo cuando el teatro se ha impregnado ya de todos los aromas. Brindando con vermut por la vida y habiéndonos pellizcado el alma a partir de esta lección de fortaleza, solo se puede saborear con más cariño este plato servido ya en la mesa.