Anabel Pantoja y Omar Sánchez se casan en La Graciosa, en la provincia de Las Palmas. Este paraíso canario ha sido el lugar escogido por los recién casados para celebrar su enlace. La octava isla es donde los exconcursantes de 'Supervivientes' van a darse el 'sí, quiero' este uno de octubre.
La sobrina de Isabel Pantoja es de Sevilla. Omar, de Gran Canaria. La tierra del 'negro' se ha convertido en el segundo hogar de Anabel, quien ya la considera propia. Allí, los recién casados, quienes en realidad contrajeron nupcias hace tan solo unos días a través de una ceremonia civil, han creado su particular nidito de amor. Sin embargo, su querida isla, que sí fue escenario de la firma en los juzgados, no lo ha sido para su gran boda.
Una boda en la que el recuerdo de la matriarca del clan, doña Ana Martín, ha estado muy presente a través de los distintos homenajes que se han preparado para ella a modo de despedida. A pesar de haber empañado en cierto modo este día tan especial, la muerte de la madre de Isabel Pantoja no ha impedido que la familia continúe celebrando la vida, aunque en un primer momento se planteasen cancelar el evento.
La Graciosa no obtuvo su condición de isla hasta el año 2018. Hasta entonces, era considerada como un islote del conocido archipiélago Chinijo, al norte de Lanzarote. Entre isla e isla apenas hay un kilómetro de distancia. Desde el Mirador de El Río, en Lanzarote, es desde donde mejor se aprecia. A pesar de su nueva condición, pertenece al municipio de Teguise, en Lanzarote, y no tiene cabildo propio, es decir, administrativamente continúa dependiendo de su isla vecina.
Con apenas 29 km(2) de superficie, la octava isla canaria es la única de todas que no tiene aeropuerto. Para acceder a ella solo se puede ir en barco. La opción más económica y frecuente es tomar un ferry– cuyo trayecto tiene una duración aproximada de 25 minutos - desde el Puerto de Órzola, al norte de Lanzarote, hasta el muelle de Caleta de Sebo. Otras opciones para llegar – salvo que se disponga de embarcación particular- son contratar excursiones guiadas con traslados, guías y actividades o en water-taxi.
Dada la cercanía entre las dos islas, también se puede llegar a nado cruzando el estrecho de El Río, sin embargo, y aunque cada año se realizan competiciones, es algo que no se recomienda debido a las fuertes corrientes y olas de más de 4 metros que suele haber en el paso.
Su dimensión, así como su dificultad de acceso, convierten a La Graciosa en un paraíso prácticamente virgen. El antiguo islote tiene una población inferior a los 1000 habitantes (737 registrados en 2019) y únicamente tiene dos núcleos urbanos. Pedro Barba, prácticamente deshabitado y en el que únicamente se ve algo más de vida en verano, y Caleta de Sebo, donde habitan la mayor parte de los gracioseros.
El tiempo se detiene en La Graciosa. Esta pequeña joya del atlántico ni siquiera está asfaltada. Sus casas de piedra blanca con puertas en azul cobalto nos trasladan directamente al mediterráneo, sin embargo, alzando un poco la vista comprendemos que no tiene nada que ver. El contraste del paisaje volcánico, sus acantilados, los caminos de tierra, calas con playas vírgenes, de arena blanca y aguas cristalinas en tonos turquesa hacen que realmente nos preguntemos cómo la isla ha podido esquivar al gigante de la globalización y la masificación urbanística.
Sencillo. La Graciosa forma parte del Parque Natural Marítimo-Terrestre del Archipiélago Chinijo, compuesto por los islotes de Alegranza, Montaña Clara, Roque del Este y Roque del Oeste. Es la única habitable y la única que se puede visitar (caminando, en bicicleta o en alguno de los taxis 4x4 autorizados para moverse por el territorio). Todo el territorio está protegido, con lo que hay que respetar la naturaleza, flora y fauna que allí se encuentra, y no salirse de las rutas y caminos establecidos. La economía de la isla se basa fundamentalmente en el turismo, que por las características mencionadas anteriormente, se encuentra entre lo ecológico y lo rural.
Aunque no será la primera, ni tampoco la última, la boda de Anabel Pantoja será uno de los acontecimientos del año en La Graciosa, donde se reunirán algunos de los rostros más conocidos de Mediaset. En otros enlaces celebrados en la isla y dadas las limitaciones urbanísticas que ofrece, se han instalado carpas cerca del mar para celebrar este tipo de eventos; algo que muy probablemente tambíén ocurra en el caso de los novios.
Aunque enamorados de Gran Canaria, Anabel y Omar llevan visitando esta isla cada año desde hace cuatro años. A la sobrina de Isabel Pantoja le encanta perderse entre sus calas y sus playas poco pobladas. El archipiélago de Chinijo es el lugar perfecto para desconectar y perderse. Un enclave paradisiaco situado a 1 hora y media de casa del feliz matrimonio al que acuden por lo menos una vez al año para desconectar. En La Graciosa, Omar y Anabel comparten numerosos y felices recuerdos al que ahora, se une la gran celebración de su boda; día mágico que jamás olvidarán.