Marisol Vargas y Dani Jiménez siempre imaginaron que serían padres de tres chicas: La Rebe, Susi y Graciela. Pero sus planes se torcieron cuando la integrante de 'Los Gipsy Kings' se quedó embarazada por sorpresa, tal y como se vio en 'Mi gran boda gipsy'. Un embarazo que salió a la perfección y que hizo que la familia creciera con la llegada de Daniela, a la que sus padres definen como "una gran bendición de Dios" y que ya tiene tres añitos.
Cuando comenzaron los primeros síntomas de embarazado, la extremeña no les quería dar crédito y pensaba que estaba enferma porque se consideraba "demasiado mayor" para volver a ser madre. En ese momento, su hija mayor, La Rebe, tenía casi 21 años y Susi y Graciela tenían 15 y 14 años, respectivamente (además, ya era abuela de José Junior, hijo de Rebeca). Pero la farmacéutica que la atendió y le vendió el predictor le explicó que a sus 39 años todavía no le había llegado la menopausia y podía engendrar perfectamente un bebé.
La llegada de Daniela le hizo a Marisol y a Dani recordar lo que era cuidar de un bebé, pero ambos notaron que no era lo mismo criar cuando uno tiene 20 años que cuando uno ya ha sobrepasado los 40, tal y como contaron hace unos meses en una entrevista exclusiva con OUTDOOR: "Hay veces que da mucha guerra y ya no estamos acostumbrados, las personas que quieran tener niños que los tengan bien jóvenes porque luego te cuesta más".
Ahora, en un directo de TikTok, Marisol ha ahondado en esta idea y ha revelado que a sus 43 años siente que le pasa factura estar a cargo de una niña de tres años. "Lo que nos ha caído en la vejez... Yo ya estoy cansada de cuidar niñas", ha confesado tras relatar que recientemente ni Dani ni ella eran capaces de dormir a la niña y se encontraban agotados por no poder descansar bien por las noches.
Al escuchar ese comentario, una de las espectadores del directo le ha dicho que no entiende por qué habla de vejez si a los 43 años está uno "en la flor de la vida". Marisol entonces le ha dado la razón y ha aclarado que se refería más que a su edad al cansancio que arrastra por trabajar como vendedora ambulante en varios mercados de Andalucía: "Trabajamos mucho, queremos ya más tranquilidad".