Después de unos meses de intensa lucha contra el cáncer, Aylén Milla conseguía hacer frente a los malos pronósticos que suelen traer consigo los tumores de mama triple negativo, como el que ella ha superado. Pero su enfermedad ha traído consigo una inesperada consecuencia: menopausia a los 33 años. La exconcursante de GH VIP habla en exclusiva con Outdoor de este problema que ahora le ha tocado afrontar.
A la que fuera novia de Marco Ferri se le ha retirado la menstruación. La menopausia es un proceso biológico natural que todas las mujeres sufren. Marca el fin del ciclo reproductivo y la edad promedio está fijada en los 51 años (aunque también hay casos cumplidos los 40).
A edades como la de Aylén es muy extraño que esto se produzca, aunque tampoco es imposible. En su caso, su menopausia diagnosticada ha surgido como un desencadenante de su tratamiento contra el cáncer de mama. Es lo que en medicina se conoce como menopausia médica.
La argentina se ha sometido a 16 ciclos de quimioterapia (además de a una cirugía) para tratar de eliminar las células cancerígenas de su cuerpo. Esta agresiva terapia ha sido efectiva pero, como ella misma resalta, este tratamiento también puede afectar a las células sanas del organismo. “Agrede tanto a las células buenas como a las malas…”, cuenta mientras habla del efecto más visible y conocido de este tratamiento. “Se pierden muchas cosas más allá del cabello”, añade con resignación.
En muchos casos, pasado algún tiempo, los ovarios vuelven a ‘despertar’, aunque la menopausia médica también puede ser definitiva. Aylén se encuentra ahora mismo en este punto, con la incertidumbre de saber si este efecto secundario de la quimio es temporal o permanente. "De momento quedé con menopausia, no se sabe si temporal o para siempre", nos dice apenada.
La diseñadora está teniendo sofocos y otros síntomas emocionales propios de la menopausia. Algo que afecta en cierto modo a su calidad de vida, descanso y salud emocional. No obstante, después de todo lo que ha pasado, este es sin duda ‘un mal menor’.
A pesar de la gravedad que puede suponer la pérdida de la función ovárica debido a un déficit hormonal (donde las mujeres con menopausia precoz presentan mayor riesgo de desarrollar osteoporosis y dolor en las articulaciones, así como de padecer alguna enfermedad cardiovascular), Aylén siente un gran alivio.
“El cáncer ya no está y eso es un enorme alivio, de verdad”, nos dice asegurando que esto le genera una enorme “paz mental”. Asegura estar “bien” en estos momentos, “recuperándome con terapias en paralelo”.
Su tratamiento contra el cáncer de mama triple negativo (un tipo de cáncer muy agresivo) todavía no ha terminado. A pesar de haberse curado, buena parte de los programas de oncología incluyen la radioterapia como tratamiento posterior a la cirugía y a la quimioterapia.
Tal y como ella nos confiesa, este es el siguiente paso que le han recomendado dar sus oncólogos. Un tratamiento para el que, no obstante, asegura no sentirse preparada emocionalmente debido al cansancio y agotamiento que arrastra desde que fuese diagnosticada. “Me queda pendiente la radioterapia, que no quiero mucho hacérmela…”