Mario González es ante todo padre. A su hijo Hugo le hemos podido ver en múltiples ocasiones, aunque siempre en actitudes tiernas y divertidas. Pero el hijo del exparticipante de ‘La isla de las tentaciones’, fruto de su relación fallida con Sheila González, tiene carácter. Y mucho. Algo de lo que su propio padre no ha dudado en hablar abiertamente.
La vida sentimental de Mario ha sido, desde que se le conociera en el reality de Telecinco como pareja de Laura Casabela, uno de los focos principales de interés en cuanto a las noticias publicadas sobre él se refiere. Tras su participación en el programa con el que dio su salto a la fama, el madrileño retomaba su relación con la madre de su hijo de cuatro años, con la que recientemente cortaba para empezar una nueva historia al lado de Claudia Martínez, la que fuera novia de su amigo Javi Redondo durante su participación en ‘La isla de las tentaciones 5’.
Su paternidad es otra de las cuestiones que más interesa a sus seguidores. Hugo levanta pasiones; tantas como Mario cuando está con él y muestra su faceta más protectora y cariñosa.
Gracias a su paso por televisión, muchos son conocedores del fuerte carácter y temperamento del exnovio de Laura Casabela y Sheila González. Cualidades que bien podría haber heredado su hijo, tal y como él mismo ha asegurado. “Es de enfado rápido, como su padre”, afirma mientras comparte un ejemplo.
A través de sus redes sociales, Mario ha querido enseñar lo rápido que se enfada su hijo. Éste se encontraba viendo dibujos en la televisión, cuando, de repente, su padre intenta llamar su atención. Ante la negativa del pequeño, que concentrado ignora a su progenitor a pesar de los repetidos intentos y avisos que recibe, el madrileño lo zarandea suavemente para que ‘vuelva’.
"Eh, ¡vuelve, vuelve!”, le dice González sin éxito alguno. Finalmente, Hugo reacciona y le espeta. “¡Papá! ¡Déjame en paz!”, dice con ceño fruncido mientras vuelve a dirigir su atención al televisor. “Es que estás empanado, no me haces caso”, contesta el concursante de ‘Por siempre o jamás’, que no ha dudado en mostrar el verdadero carácter que, con tan solo cuatro años, tiene el pequeño.