Pepe Flores y Marina Pérez siguen todavía en una nube pasado el día más feliz de su vida. El ganador de 'Gran Hermano 12+1' ha recopilado algunas de las anécdotas y momentos vividos en su boda y nos los ha contado en exclusiva para Outdoor. Después de ver las imágenes que el bailaor nos compartió, este se ha sincerado sobre lo que más le pesó de un día tan cargado de emotividad: la ausencia de su madre.
Después de pasar muchos nervios y de organizar lo que han calificado de "un fiestón, un bodorrio como el de Tamara Falcó, pero mejor porque tuvo más arte", Pepe Flores ha abordado algunos de esos momentos emotivos que tanto él como su mujer Marina Pérez no logran quitarse de la cabeza.
El más conmovedor de estos coincidió con la entrada de la novia a la iglesia cogida del brazo de su padre, mientras él la esperaba. Sin duda, ese momento estuvo cargado de emotividad por muchos factores que Pepe Flores nos ha contado: "Los padres de mi mujer lloraban al verla entrar porque es la primera hija que casan y por mi parte mi familia lloraba porque no pudiera estar presente mi madre en esa situación".
La ausencia de su madre es lo que el bailaor echó más de menos. "Mi madre está malita. Era inviable que estuviera allí. Y me acordaba de ella, mi padre de su mujer y mi hermana también de mi madre", ha confesado, relatando que hasta el cura tuvo que intervenir en un momento y poner un toque de humor ante tanta emoción desbordada.
"Dijo que si habíamos venido aquí a celebrar una boda o una telenovela", ha dicho para enmarcar esta anécdota con la que todos se rieron cómplices. Aún así, con este momento con el que quitaron tensiones, la ceremonia fue muy emotiva y también trasladaron su alegría a la madre del bailaor con una celebración posterior.
"Con mi madre hemos hecho como otra comida familiar para salir y estar con ella", nos ha contado Pepe Flores de lo que para él es otro momento que recordará siempre. Además el ganador de 'GH' ha aprovechado para agradecer a toda su familia la implicación que han tenido en una boda en la que han trabajado y hecho cosas como si fuera la suya propia.
Ambos la recuerdan como una ceremonia cargada de momentos emotivos, sorpresas y una fiesta con "derroche de arte" entre la fusión del cante, baile de muchos de sus compañeros de profesión. Un resultado espectacular que han querido compartido con detalle en la que ha sido una boda gitana que ha durado tres días con preboda, boda y postboda.