Laura Matamoros ha vivido una experiencia que nunca olvidará. La que fuera ganadora de 'GH VIP' ha pasado unos días increíbles recorriendo muchos de los rincones de Perú, aunque también ha habido momentos en los que lo ha pasado mal y que le ha costado aclimatarse al ritmo de esta aventura. Después de todo, la exconcursante de 'Supervivientes' se queda con muchos de esos momentos porque por sus hijos ha confesado ahora que abandona esta aventura.
Los seguidores de la infuencer han sido testigos a través de todo lo que esta ha compartido en sus redes de esta experiencia única. Eso sí, Laura Matamoros ha tenido muy presente a su novio Antonio Revilla, y a los suyos y parece que eso ha empezado a hacer mella en ella. El poner fin a su viaje a Perú y tener que despedir al grupo con el que ha compartido tanto en los últimos días, no ha sido una decisión fácil para la it-girl, pero esta no ha sido improvisada.
El subir montañas y a alturas impensables, ver paisajes "bestiales" y la convivencia que ha tenido son recuerdos que a Laura Matamoros se le van a quedar siempre. Sin embargo, este viaje organizado para ella termina ya porque hay una razón que no admite esperas y que está por encima de todo lo demás.
"Con todo el dolor de mi corazón me despido de este grupo y de este viaje organizado porque empiezo ya fuerte la vuelta al cole y me toca mi quincena con mis hijos", ha aclarado la ganadora de 'GH VIP' sobre su vuelta por si al haber presentado problemas de salud había cierta preocupación entre sus amigos y familiares.
Pese a que la hemos visto en Honduras que se atreve con todo, para Laura Matamoros ha habido ciertos momentos delicados en su viaje a Perú. Sin reparos en mostrar esa debilidad, la exconcursante de 'Supervivientes' ha sido totalmente sincera y ha contado ahora que está ya volviendo cómo ha vivido los trances en los que ha llegado a precisar de asistencia respiratoria por el mal de altura.
"Lo llevé fatal los dos primeros días. Fuimos de más a menos altura", ha dicho, destacando que comenzó a sentirse bien a partir de llegar a Cuzco (que son 3.400 metros de altitud) y ahí es donde se le quitó finalmente el mal de altura. "Es difícil aclimatarse", ha explicado, aunque ella ha terminado superando esta dura prueba.