Por extraño que pudiera parecer, Gema, la hija de Ana María Aldón, tiene muy claro a lo que quiere dedicarse en un futuro no muy lejano y para lo que se ha formado en los últimos tiempos. Después de sorprender con la revelación del sueño que tiene de abrir un tanatorio, la hija de la exconcursante de 'Supervivientes' ha dado más detalles acerca de esto. Ahora, desde 'Outdoor', hemos podido conocer en exclusiva los motivos que explican su pasión por la tanatopraxia.
Para entender por qué ha extrañado tanto que la hija de Ana María Aldón haya rechazado la idea de entrar en un reality y se haya reafirmado en lo que de verdad le gustaría hay que entender primero los pasos que ha ido dando para sentir auténtica pasión por este trabajo. Lejos de querer meterse de lleno en el mundo de la televisión, aunque últimamente haya hecho distintas apariciones en público, los objetivos de Gema Aldón tienen un fin bien distinto.
"Mi vida no es como muchos quieren pintar", ha manifestado la primogénita de la exconcursante de 'Supervivientes' y después de indicar que su sueño es "abrir su propio tanatorio", muchos hay que se están preguntando a qué se debe. Y eso no ha sido un pronto momentáneo. Ni mucho menos. La hija de Ana María Aldón se apuntó a un 'Curso de Agente Funerario' que vio por la televisión y a partir de ahí descubrió un mundo de posibilidades que se abría ante ella y de alta demanda.
Tal como ella misma ha confesado en exclusiva a nuestra compañera Nuria Marín, todo comenzó en un momento en el que Gema estaba perdida. "No sabía a lo que me quería dedicar", ha puntualizado y ese curso le adentró a una vía que hasta aquel momento no se le había pasado ni remotamente por la cabeza.
A partir de este curso aprendió tanatoestética (actividades que se practican sobre un cadáver reciente con la intención de dotarlo de un mejor aspecto) y tanatopraxia (conjunto de prácticas que se realizan sobre un cadáver desarrollando y aplicando métodos tanto para su higienización, conservación, embalsamamiento, restauración, reconstrucción y cuidado estético del cadáver). El conocer este mundo le hizo darse más cuenta de que quería seguir avanzando un poco más e hizo un Máster de esto último.
¿Qué ha sacado en conclusión después de esto? Que además de pagar un precio que en el mercado roza los 1.300 euros para obtener la titulación, en sus propias palabras, ha encontrado una vocación y satisfacción por ayudar a los demás. "Gracias a mi trabajo, una familia puede despedirse de su ser querido como siempre lo recordaron", ha dicho, aunque para llegar a esta sensación ha tenido que pasar por pruebas de lo más duras.
"He tocado órganos con mis manos", ha reconocido la hija de Ana María Aldón de lo que forma parte de este oficio al que no se le suele dar visibilidad, pero es tan necesario. Básicamente la tanatopraxia es necesaria para evitar la putrefacción de los cuerpos una vez que la persona ha fallecido y ha admitido que es necesario tener una especial sensibilidad y mucha sangre fría a la hora de desempeñarlo.
En búsqueda ahora activa de empleo en esta profesión, tal como ha manifestado su sueño es poder abrir un tanatorio en un futuro y dedicarse de lleno a este oficio. Tanto es así que la primogénita de Ana María Aldón tiene pensado hasta el lugar en el que ubicaría su negocio. Y, aunque sabe que hay algunas capitales que le darían más rentabilidad, también tiene otros sitios en su punto de mira que rozan más la parte personal, tal como nos ha contado.