Los episodios de calor muy elevados se categorizarán con nombres del alfabeto en sentido decreciente, según se recoge en el proyecto proMETEO, una iniciativa en fase de prueba cuya sede es desde este martes Sevilla, que consiste en clasificar las olas de calor que suceden en el territorio, empezando por el nombre de Zoe para la próxima que se registre.
En la capital andaluza se han dado cita representantes de la Adrienne Arsht Rockefeller Fundation, como Kathy Baughman o Mauricio Rodas, además del alcalde de la ciudad, Antonio Muñoz, en unas jornadas de presentación de este proyecto piloto en el que se han dado a conocer los nombres de las cinco próximas olas de calor extremo: Zoe, Yago, Wenceslao, Xena y Vega.
El objetivo de este proyecto es alertar de la importancia de este fenómeno meteorológico y sus posibles efectos sobre la salud, en particular en la población más vulnerable, y que tiende a subestimarse frente a otros desastres naturales, según ha explicado Mauricio Rodas durante su conferencia.
Rodas ha subrayado que proMETEO nace con el objetivo de concienciar a la ciudadanía de la importancia de las olas de calor e impulsar la puesta en marcha de medidas de resiliencia frente a las altas temperaturas.
El proyecto probará durante un año la viabilidad de implantar un sistema de alertas que avise de la llegada de una ola de calor y de sus posibles afecciones a la salud, y parte del análisis de las condiciones climáticas específicas de Sevilla en su historia, así como de los datos diarios de salud.
Un equipo de expertos, en el que participan técnicos de todos los socios del proyecto, ha desarrollado un algoritmo capaz de pronosticar las olas de calor con varios días de antelación y clasificarlas en diferentes niveles según su potencial de incidencia en la población.
Rodas ha explicado que si sumamos el número de muertos por huracanes, tormentas, invasiones o incendios forestales, el calor extremo "mata más gente que todos ellos", y ha añadido que "no solamente afecta a la salud de las personas, sino también a la economía".
Se estima también que alrededor de un billón de personas estarán expuestas a los efectos del calor extremo para el año 2050, y que en España 1.300 personas mueren cada año por efectos del calor extremo sin contar los que fallecen por otros problemas derivados del mismo, según Rodas, quien ha contado también que con una temperatura de 40,5 grados "los teléfonos no funcionan y con una de 48.8 grados los aviones no pueden volar".
Por su parte, Antonio Muñoz ha destacado a Sevilla como un "espejo" en la adopción de medidas contra el cambio climático, ha dicho que una iniciativa como ésta convierte a esta ciudad en la primera del mundo en "anticiparse" en la toma de medidas cuando se produzca este fenómeno meteorológico y ha recordado que en el próximo siglo, si no se toman medidas, afectarán negativamente al 75 % de las personas en el planeta.
Gracias a la implantación del sistema pilot, Sevilla se ha unido a un grupo de ciudades implicadas en proyectos de acción contra el calor como Atenas (Grecia), Santiago (Chile) o Los Ángeles y Miami (EEUU), entre otras.
En la presentación del proyecto han participado también ponentes internacionales y los principales socios del proyecto entre los que se encuentran, además del consistorio hispalense, la Agencia Española de Meteorología, la Universidad de Sevilla, la Universidad Pablo de Olavide, el Instituto Carlos III, la Oficina Española de Cambio Climático, la Alianza para el día Después y LifeWatch Eric.