La DANA que devastó la provincia de Valencia el 29 de octubre, afectando a más de 70 municipios y dejando 219 víctimas mortales, también ha traído historias de heroísmo como la del sargento Del Río, de la Guardia Civil.
El sargento vivió momentos críticos cuando su coche fue arrastrado por la corriente cerca del cuartel de Paiporta. "Tuve que salir por la ventanilla y, al caer, una madera grande me impactó en la rodilla", relata. Atrapado y aferrado a un quitamiedos, pensó que no sobreviviría. "Me agarré al quitamiedos y dije: hasta aquí hemos llegado", confiesa. Fue entonces cuando su compañero, el cabo Rivas, lo rescató lanzándole una cuerda desde el cuartel, logrando ponerlo a salvo.
A pesar de la dificultad, los agentes no dudaron en ayudar a los afectados por la riada. El cuartel de Paiporta se convirtió en un refugio improvisado donde lograron rescatar y resguardar a cerca de 100 personas. Inicialmente ubicadas en las dependencias principales, tuvieron que trasladarlas a las plantas superiores cuando el agua seguía subiendo.
El cuartel de Paiporta, que también sufrió daños considerables, fue uno de los pocos puntos de refugio en medio de la emergencia. La labor de los agentes allí destacados no solo consistió en rescatar a las personas afectadas, sino también en garantizar su seguridad durante las interminables horas que duró el temporal. "Aquí pudimos meter a gente que iba flotando en los coches", explica Del Río, quien junto a su equipo trabajó incansablemente para salvar vidas en medio de un contexto de caos y destrucción.
El testimonio del sargento refleja el valor y la dedicación de los agentes de la Guardia Civil durante una de las mayores tragedias naturales en la historia reciente de Valencia.
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