Miles de voluntarios han puesto rumbo a Valencia para seguir ayudando en las zonas más afectadas por la DANA. Esta ola de generosidad ha desbordado todas las previsiones y Sanidad ha advertido de los riesgos que puede suponer el agua estancada durante tantos días.
En Informativos Telecinco hemos hablado con Daniel López Acuña, médico especializado en epidemiología, para conocer mejor cuáles son esos riesgos a los que se enfrentan estos voluntarios.
"Los riesgos a los que se enfrenta una población que ha tenido un tsunami, una riada o una inundación, en donde se desbordan los alcantarillados o se derrumba el suministro de agua potable, son riesgos asociados a enfermedades por transmisión hídrica, a problemas que pueden generar enfermedades diarreicas", comienza explicando.
"Lo que es más importante de todo es asegurar un suministro de agua potable y hacer una vigilancia muy estrecha de la contaminación fecal que pueda existir por el desbordamiento de los sistemas de alcantarillado.
"Es muy importante entender que los riesgos sanitarios no están relacionado con los cadáveres, que no trasmiten enfermedades o no son un riesgo de epidemias, eso es un mito que existe e todos los desastres, pero la OMS ha sido muy clara a lo largo de los años sobre que esto no supone un riesgo epidémico", advierte.
"El riesgo está más relacionado con la contaminación del agua potable, especialmente por contaminación fecal por desbordamiento del alcantarillado. Hay que tener en cuenta que estamos en una zona de vectores de mosquitos que transmiten enfermedades, y hay que hacer lo necesario para mantener a raya el crecimiento de esos vectores con las aguas estrictas."
En cuanto a la vestimenta que deben vestir los voluntarios, lo correcto es usar manga larga, pantalón largo, guantes y una mascarilla protectora. Lo que observamos son las heridas normales de cualquier desastre que podemos ver en una situación de inundación o de un terremoto. En este caso, son traumatismos que pueden estar asociados a tener caídas o haber sido golpeados por la fuerza del agua y, naturalmente, en la medida en que se trata de aguas sucias que están corriendo, pues hay un riesgo infeccioso.
Yo creo que, fundamentalmente, en este caso, tenemos una situación en donde también tenemos que atender, y de manera igualmente importante, el impacto psicológico que tiene un desastre así, de modo que la atención psicológica, el refuerzo a los dispositivos de salud mental, son muy importantes en los días que están por venir", continúa.
"Lo primero es consumir agua verdaderamente potable, de ahí que el agua embotellada sea crucial para quienes no tienen abasto de agua en estos momentos. Lo segundo es el lavado intensivo de todas las frutas, verduras o alimentos hayan estado no en sitios inundados, pero que pueden ser fácilmente contaminados por estas aguas más sucias y por la suciedad del barco. Tener una precaución extrema en no consumir alimentos crudos, propiciar que todo lo que se haga sea a través de alimentos bien cocinados.
Yo creo que las prioridades fundamentales en situaciones como esta, en los desastres en el mundo entero, son agua, saneamiento básico y alimentación para la población", concluye el experto.
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