Con el verano y las altísimas temperaturas que provocan las olas de calor llega la amenaza y el miedo por los incendios forestales, que cada año arrasan cientos de miles de hectáreas.
Hay que insistir en la necesidad de máxima prudencia y de prevención para que no se repitan tragedias como la de la sierra valenciana de Cortes de Pallás, donde las llamas devoraron 30.000 hectáreas de monte.
Cientos de pinos de tan solo un metro de altura están volviendo a teñir de verde la sierra valenciana de Cortes de Pallás. Sin embargo, su crecimiento desordenado y en poco espacio vuelven a convertir la zona en un polvorín.
"Hay una densidad aproximada de 190.000 pinos por hectárea. Después de hacer la restauración estamos dejando aproximadamente entre 600 y650 pinos por hectáreas", explica David Fuentes, técnico de WWF que trabaja en la zona.
Es decir, su restauración debe ser ordenada y adaptándose a las nuevas condiciones del terreno. Los pinos deben contar con distancia entre los árboles para que crezcan fuertes.
Este incendio calcinó 30.000 hectáreas. Álvaro es uno de los vecinos que tiene grabado en el recuerdo como su casa quedó rodeada por las llamas. "Cinco días después aún no podía volver a mi casa. El fuego rodeaba todo y la Guardia Civil no dejaba volver a mi casa", lamenta este vecino de la zona.
El otro aliado en la prevención es la ganadería. Carlos, un ganadero de la zona, lleva años trabajando con rebaños de cabras en la limpieza de montes: "Con 40 cabras lo hemos mantenido limpio durante dos años".
En 2022 ardieron 300.000 hectáreas en España y los expertos alertan que cada vez es más frecuente que los incendios se produzcan en cualquier momento del año.
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