La lucha de la Diputación de Castellón y de multitud de localidades de la provincia contra el mosquito tigre se repite año tras año para evitar la proliferación de este insecto tan molesto.
Las fumigaciones y los controles para evitar embalsamientos de agua son continuas y se multiplican en primavera y verano con la llegada del calor. "Se hace una gran inversión en estas actuaciones para combatir esta plaga", asegura Paco Alemany, concejal de Medioambiente de Monconfa (Castellón).
Una lucha en la que las diferentes administraciones tratan de implicar también a los vecinos. "Es responsabilidad de todos y aquellos que tienen balsas, piscinas o jardines deben de mantenerlos en buen estado para impedir que se generen focos de estos mosquitos", señala Alemany.
En Moncofa han decidido pasar de la concienciación a las sanciones. La semana pasada el ayuntamiento aprobó una nueva Ordenanza Municipal que recoge multas a los ciudadanos por realizar un cuidado deficiente de sus instalaciones, que van desde los 600 euros en las infracciones leves, hasta los 3.000 euros en las muy graves. "Si recibimos quejas o detectamos focos se investigarán los motivos y si es necesario habrá que imponer sanciones", explica el concejal.
Las sanciones se extienden también a las zonas de cultivo, muchas de ellas abandonadas, donde se acumula agua y los mosquitos encuentran las condiciones ideales para su reproducción.
El reglamento recoge, además, normas a seguir por los propietarios para limitar la proliferación de las larvas de mosquito tigre. "Este insecto se expande muy rápidamente y hay que estar atentos permanentemente", afirma Alemany.
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