Marta Pérez, la joven de Ibi (Alicante) en coma tras sufrir una reacción alérgica y un shock anafiláctico por un batido que contenía pistacho en septiembre de 2022, sigue luchando día a día. Continúa con el tratamiento de neurorrehabilitación que inició hace un año en un centro privado de Valencia, donde fue trasladada tras las solicitudes de su madre para sacarla del hospital de referencia -en Alcoy-, y las "señales de recuperación", apunta su familia, son cada vez más esperanzadoras.
Eso sí, la familia sigue denunciando numerosos problemas y un asunto todavía por resolver: una prórroga a la altura de los pasos que está dando la joven para que pueda estar en Valencia al menos un año y medio más. Todo mientras progrese. Porque siguen de dos meses en dos meses (recientemente recibieron la quinta prórroga) y la siguiente fecha es el 8 de enero. "Nos va a tocar estar pendientes y nerviosos estas Navidades y el día de Reyes. Cada vez que hay una renovación cae en alguna fiesta o fecha señalada", detalla a Informativos Telecinco María Verdejo, la madre de Marta, que ha pedido informes evolutivos para ver si el Hospital Virgen de los Lirios de Alcoy concede a la joven esa tan deseada 'prórroga larga'.
María (@mariaverdejomelero en Instagram) afirma que han podido conseguir varias cosas que antes no lograban tener. La semana pasada, gracias al Hospital General de Valencia, un equipo médico visitó a la joven y la puso en lista de espera para que pueda ser intervenida y le coloquen una bomba de medicación -como una epidural, pero interna-, la cual lleva solicitando la familia desde hace mucho tiempo. No obstante, al tener a su hija en casa los fines de semana (y festivos), los padres también necesitan un monitor para "controlar el pulso y la saturación". Por ahora no se lo han concedido y, de momento, tienen que tomar prestado el que utilizan en el centro privado donde se recupera la joven, el Hospital Vithas Valencia Consuelo.
Ellos solo quieren que su hija pueda tener la neurorrehabilitación el tiempo que requiera (mientras siga dando los pasos que da, insisten) y no tener que encontrarse "siempre con obstáculos". Porque otra situación incómoda, según apunta María, es que, para llevar a Marta de Valencia a Ibi o de Ibi a Valencia, la ambulancia tarda alrededor de cuatro horas y media en llegar. Se detiene a atender a muchos pacientes en el trayecto, ya sea por analíticas o radiografías, y ella considera que hay que tomar en cuenta el estado del paciente. No pide un vehículo exclusivo para su hija, pero cree que "los retrasos y las paradas son excesivas ante su situación clínica".
Lo mejor de todo este complejo escenario es la lucha de la joven: "Ella cada día está un poco mejor. Poquito a poquito. Ahora, por ejemplo, cuando le da el sol, si le molesta, cierra los ojos. Frunce el ceño... También, cuando algo le duele, emite el sonido de dolor y llora. Son señales importantes. La evolución continúa, tal y como me dicen los médicos. Es un proceso lento, pero son pasos que nos dan mucha esperanza. Y es que ya la puedo ver más a ella. Ha pasado ya esa fase que era ella, pero no la reconocía, porque tenía la cara desencajada. Ahora ya la ves y es ella".
María cuenta que a su hija le hicieron hace poco más de un mes una prueba de "potenciales evocados", junto a un encéfalograma, y los resultados ofrecen optimismo. La joven, que marcaba al inicio del tratamiento "un 0 en la corriente y actividad eléctrica del cerebro", en estas últimas semanas marca "un 100%, es decir, que esa corriente y actividad está a niveles normales". "En ese aspecto, ha recuperado de 0 a 100", precisa su madre. Todos esperan que las piezas del cerebro de Marta, que no sufrieron daños, vuelvan a tener esa conexión y luz que necesita para 'despertar' y volver a ser aquella joven deportista y brillante a la que, además de la reacción alérgica de hace 441 días, casi arruinan la vida varias "negligencias médicas", según María. Ahora solo esperan buenas noticias.
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