Continúan las incógnitas alrededor de la desaparición de Francisco Ausina Román, un hombre de 41 años al que se le perdió la pista el jueves 30 de noviembre tras sufrir un “pequeño accidente de tráfico” en Alzira, Valencia, cuando regresaba a casa del gimnasio. Tras chocar con su coche contra otro vehículo, repentinamente huyó del lugar dejando atrás su móvil y su cartera.
Desde entonces, seis días más tarde, se desconoce su paradero. Fue visto por última vez cerca de un recinto ferial y las autoridades apenas cuentan con el hallazgo de unas prendas de ropa localizadas junto al río Júcar, algo que, lejos de arrojar pistas, desconcierta todavía más, porque cuando las encontraron, a un kilómetro de distancia del lugar del accidente, estaban secas, pese a que apenas horas antes había llovido.
Esa localización, no obstante, ha provocado que las autoridades hayan peinado la zona e incluso el propio río, donde ha estado trabajando incluso un equipo de buzos. El cauce fluvial centró la búsqueda, tal como reclamaba la familia, pero las batidas realizadas, con el grupo de operaciones especiales de los GEO también implicado, no dieron resultado, ni dentro ni fuera del río.
Ante los pocos hallazgos realizados y las declaraciones recabadas de posibles testigos, la policía trabaja con la hipótesis de que la de Fran se trata de una desaparición voluntaria, si bien no se descartan otras vías de investigación.
En este punto, lo ocurrido continúa siendo un misterio, para desesperación de la familia, que según recoge el diario Levante-EMV ha apuntado que Fran llevaba unos días “muy raro”, en los que apenas comía y le costaba dormir.
De hecho, señalan que aquella tarde del jueves 30 de noviembre en que se contextualizan los hechos debía acudir al psicólogo, pero no lo hizo.
Ese día cogió el coche y tuvo la colisión leve en la salida norte de Alzira con otro vehículo cuyos ocupantes, presumiblemente incrédulos, vieron cómo en ausencia de un acuerdo amistoso Fran desaparecía en dirección al río.
Según cuentan varios testigos, comenzó a correr dejando atrás el coche, su móvil y su cartera, y huyó del lugar, perdiéndose su pista.
Algunos también han señalado haberle visto en el cauce del río, pero en los primeros rastreos, según indica Levante-EVM, no se hallaron tampoco señales significativas.
Ante esta situación, las incógnitas no dejan de surgir. La posibilidad de que tras el accidente de tráfico hubiese una persecución que motivase una huida a pie parece no estar contemplada, y las autoridades analizan todos los posibles movimientos de acuerdo con las escasas pistas recabadas.
Intentando encontrar algún indicio que revele cuáles fueron sus movimientos, los agentes han intentado también buscar en las cámaras de seguridad de la estación ferroviaria tras surgir sospechas de que hubiese podido marcharse en tren en la parada de Silla, sin embargo, también aquí encontraron un gran escollo: una avería del sistema ha impedido comprobar los vídeos de dichas cámaras.
Ese problema ha puesto otro obstáculo en el camino, porque justamente otro testigo pareció facilitar, según refiere el citado medio, una descripción que coincidía con la del desaparecido, alimentando las sospechas de una posible marcha en tren.
Pese a ello, y ante la incertidumbre y desesperación de la familia, no hay ninguna pista sólida que, hasta el momento, resuelva el caso.
Tras su desaparición, la asociación SOS Desaparecidos publicó un cartel con el rostro del hombre para ayudar a dar con su paradero, así como detalles sobre su descripción física. Es rubio, de ojos claros, mide 1,80 y tiene complexión delgada. Vestía un pantalón de chándal y una camiseta azul.
Piden colaboración ciudadana. De disponer de información, los teléfonos de contacto, además del 112, son 649 952 957 o 617 126 909.
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