El hambre no distingue de edades y más de un centenar de personas de todas las condiciones han acudido este martes a los bajos del estadio de Mestalla en Valencia para recoger un carro repleto de productos básicos como leche, arroz, zumos, galletas o yogures para llegar a final de mes.
Se trata de un reparto extraordinario del Banco de Alimentos para ayudar a aquellos que más lo necesitan.
La subida del precio del alquiler y de los costes de la luz, el gas y el agua impiden a muchas familias llenar sus neveras con lo más necesario.
"Somos cuatro en casa y con lo que trabaja mi madre limpiando casas no llegamos a final de mes", lo cuenta Isabel, que a sus 30 años ha renunciado a tener hijos por la falta de recursos económicos. "Tratamos de recortar en las facturas de la luz y en otros gastos, pero aún así no es suficiente".
El paro y los trabajos precarios con sueldos bajos también están detrás de muchas de las historias que encontramos en esta "cola del hambre", que no deja de crecer. Es el caso de Soledad, a sus 53 años ya no encuentra un trabajo por su edad y tiene a su cargo un hijo de 16 años. Con una ayuda de 800 euros le han subido el alquiler a 900 y el propietario ya le ha amenazado con echarles a la calle. "Para sobrevivir estoy realquilando habitaciones de la casa, pero lo que yo necesito un trabajo, no quiero mendigar ni ayudas", explica la mujer.
El pago del alquiler es también otro de los principales problemas de la familia de Luis. En su casa viven estirando al máximo el sueldo de su hijo, lo poco que saca su mujer limpiando casas y alguna ayuda de familiares. Con la llegada del frío, han sacado las mantas porque no se plantean encender la calefacción. "A mis 77 años estoy tratando de homologar el título para conducir taxis y tratar de encontrar trabajo", afirma.
Para Jorge, 48 años, el problema no es el alquiler, pero sí la hipoteca, que tras las últimas subidas se lleva gran parte de su sueldo. "Vivo con mi hijo de 15 años y los meses en los que hay gastos extras de colegio o del seguro del coche".
Esta ayuda se reparte una vez a la semana en Mestalla y 15 veces al mes en la Pobla de Vallbona (Valencia) para los beneficiarios de toda la provincia, pero no es suficiente. "Estamos viendo como hacerlo para ampliarlo a más días porque ahora es muy necesario, porque había bajado un poco en verano, pero con la vuelta a la normalidad se ha disparado la demanda", asegura Jaume Serra, presidente del Banco de Alimentos de Valencia.
Como ejemplo, baste decir, que hace dos jueves, el pasado 27 de octubre, acudieron a darse de alta 113 familias para recibir la ayuda. "Nunca en todos estos años había pasado esto, pero la realidad es que 65.000 personas dependen de los alimentos que les entregamos para poder comer", asegura Serra.