Se encontraron con el can cuando iniciaban el Camino de Santiago y, desde entonces, no se separó de ellas hasta que terminaron su etapa. Ahora, Kimiko Uchii y Tamano Hayashi, dos peregrinas japonesas, se han desplazado desde el país nipón hasta Galicia para reencontrarse con el animal, cogerle en adopción y llevárselo a casa.
La historia comenzó en mayo: “Conocimos a Michi en Santiago hace tiempo y ahora hemos vuelto a por él para que tenga un hogar”, han contado.
Antes de marcharse supieron que el animal seguía sin él, y ahora, ambas han vuelto para acogerle. Ni el idioma ni el papeleo ni los más de 10.000 kilómetros entre países pueden ya separarles.
“Las adopciones son algo complicado. No somos de mandar animales a otros países, adopciones lejanas y demás, a no ser que sean casos como este”, cuenta Raquel Friría Mato, gerente de APACA, la Asociación Protectora de Animales del Camino.
Con ellas ha sido diferente. Detrás había una de esas historias que traspasan fronteras y ocurren solo en el Camino.
“Somos felices en Japón y vamos a intentar hacerle muy feliz allí”.
Siete meses después de encontrarse, la carta a Papa Noel ha traído un regalo navideño para ambas partes, y Michi peregrina ya hasta Japón.