Mejora la salud, el estado de ánimo y ayuda a trabajar
Recomiendan dormir en un ambiente tranquilo y oscuro
Quién no ha dormido una siesta estas vacaciones que están terminando. Quizás para adaptarnos a la vuelta al trabajo seguir durmiendo la siesta no sea mala idea. Son muchas las ventajas de una buena pero breve siesta: estás más relajado y menos fatigado y retomamos nuestra actividad con más energía, además de cuantiosas ventajas para la salud.
La siesta es una costumbre muy española, a veces, muy criticada. Sin embargo, ya hay estudios que demuestran las ventajas de dormir un poco –no más de 30 o 45 minutos- después de comer. Esta práctica cada vez tiene más adeptos, dentro y fuera de nuestras fronteras y es que tiene muchas ventajas.
Previene las cardiopatías. La siesta ayuda a disminuir en un 37% el estrés y el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. La falta de sueño incrementa el cortisol, y un exceso de esta hormona puede derivar en diabetes y enfermedades cardiovasculares. Cuando se duerme, se libera, sin embargo, la hormona del crecimiento, antídoto del cortisol, que estimula el sistema inmunológico, reduce el estrés y la ansiedad.
Reduce la tensión arterial. Un estudio del Allegheny College de Pennylvania (EE.UU.) realizado a 85 universitarios sanos ha demostrado que quienes duermen una siesta diaria no muy larga reducen su presión arterial y su ritmo cardiaco.
Facilita el aprendizaje. Otro estudio, este de la Universidad de Berkeley, California, asegura que quienes duermen la siesta rinden más después y aumentan su capacidad de aprendizaje. Así, el descanso tras el almuerzo aumenta la productividad de los trabajadores y el rendimiento escolar de los niños.
Aumenta la concentración. El sueño facilita el almacenamiento de la memoria a corto plazo y deja espacio para nuevos datos.
Estimula la creatividad. Según el departamento de neurología de la Universidad de Georgetown, en EEUU, ha comprobado que la siesta estimula la actividad de la zona del cerebro que se asocia con la creatividad.
Facilita resolver problemas. Robert Stickgold, profesor de Psiquiatría de la Harvard Medical School, ha descubierto que cuando los sujetos alcanzan la fase de gran actividad cerebral en la que soñamos, les lleva menos tiempo realizar diferentes conexiones entre ideas.
Mejora los reflejos. Un estudio de la NASA demostró que aquellos que dormían una siesta diaria de 26 minutos cometían un 34% menos errores en el trabajo y duplicaban sus niveles de alerta.
Mejora el estado de ánimo. La serotonina es un neurotransmisor que regula el sueño, el apetito y el estado de ánimo. Y dormir inunda nuestro cerebro de serotonina, lo que nos proporciona una sensación de satisfacción y bienestar.
La mejor forma de dormir la siesta, según la Clínica Mayo, es:
Haciendo siestas cortas, de entre 20 y 30 minutos. Pasado este tiempo puede que te levantes aturdido.
Hay que dormir la siesta a primera hora de la tarde. Si se hace muy tarde puede interferir en el sueño de la noche. Hay gente, principalmente adultos, que no pueden dormirla porque sufren de insomnio.
Es ideal crear un ambiente de descanso, en un lugar tranquilo y algo oscuro, con una temperatura ambiente cómoda.