Su nombre es Medhanie Tesfamariam Berhe y durante tres años que se le hicieron eternos fue víctima de una injusticia tal que le llevó a considerar en varias ocasiones quitarse la vida. No tenía ganas de seguir adelante. Sentirse víctima de una terrible injusticia y saber que no había nada que pudiese hacer para cambiarlo le había sumido en una pesadilla sin fin. Y todo por una solicitud de amistad en Facebook. Por eso y por el error de las autoridades italianas al confundirle con otro hombre. Concretamente, con Medhanie Yehdgo Mered, alias ‘El General’, conocido entonces por ser uno de los traficantes de personas más buscados del mundo.
Todo comenzó cuando Berhe inocentemente envió una solicitud de amistad a la esposa del delincuente, al encontrarla atractiva; un acto que llevó a los investigadores a concluir que él era el contrabandista y que estaba operando bajo una nueva identidad. Así, en mayo de 2016 fue arrestado y acusado en Palermo de ser el buscado traficante de personas, quien en realidad estaba viviendo tranquilamente en África mientras a Berhe, que siempre se había dedidcado a ordeñar vacas y ocasionalmente a la carpintería, era acusado de delitos que le iban a llevar a enfrentarse a una pena de 14 años entre rejas.
Berhe, refugiado de Eritrea, estaba tomándose un café en un bar en Jartum, Sudán, cuando seis policías se presentaron en el local, le encapucharon y se le llevaron por la fuerza hasta Roma. Tras una investigación que involucró dos continentes y cinco países, su detención se vendió a los medios como una auténtica victoria, tal y como informa The Guardian, que ha entrevistado al hombre y compartido su historia.
El 'Al Capone del desierto’, llegaron a llamarle, mientras Berhe aún no tenía ni la más remota idea de qué estaba sucediendo, qué hacía en Italia y por qué le habían detenido. Su primera apuesta era que querían extraditarlo a Eritrea porque había desertado y abandonado el servicio militar, pero la realidad estaba mucho más lejos de esa hipótesis. Cuando le dijeron que estaba acusado de ser ‘El General’, Medhanie Yehdgo Mered, no daba crédito. Pero daba igual lo que dijese. Fue trasladado a una prisión en Parlermo, mientras era víctima de un juicio lleno de incongruencias, con pruebas de ADN, distintas declaraciones de testigos e incluso informes del propio The Guardian y de New Yorker que señalaban su inocencia. Sin embargo, para las autoridades italianas no había pruebas concluyentes para liberarle, ni siquiera aunque la mujer del traficante, Lidya Tesfu, intentase probar que Berhe no era su marido. El fiscal del caso siguió exigiendo 14 años de prisión.
Durante el duro, largo e injusto proceso, se llegó a difundir que Mered había sido encarcelado en Emiratos Árabes Unidos, y tiempo después que había sido liberado y se encontraba despilfarrando todo el dinero que ganó en el mundo del crimen. Tres años tuvieron que pasar hasta que terminase la pesadilla de Berhe, quien hubo de aguantar cómo en la cárcel y en el juicio le llamaban con el nombre completo de un hombre que no era.
Finalmente, las autoridades le absolvieron del delito de tráfico, aunque le culparon del cargo menor de ayudar a la inmigración ilegal por haber ayudado a un primo a llegar a Libia enviando dinero a un intermediario que debía hacérselo llegar. Una acusación que tampoco entendió. No obstante, tras haber pasado ya tres años de calvario, se ordenó su excarcelación inmediata y hoy vive como un hombre libre al que le han concedido el asilo en Italia.