Confianza y tranquilidad en el primer colegio que inicia el curso escolar
"Han hecho todo y más para que las cosas vayan bien"
Es un centro privado que ya tenía ratios bajas
Los alumnos tienen sitios asignados en el comedor
"Tenemos confianza total en las medidas, si no, no vendríamos". Así resume Álvaro el sentir general de los padres y madres de los alumnos del American School of Barcelona, el primer colegio de España en iniciar su curso escolar con unas "excepcionales" medidas anticovid
El tradicional inicio de curso se ha convertido en un acontecimiento casi histórico y, además de los múltiples medios de comunicación que registraban la entrada de los primeros alumnos que retoman las clases presenciales, han sido muchos los padres que, al igual que los periodistas, han grabado con alegría como sus hijos volvían al colegio tras casi medio año.
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El centro, una escuela privada internacional en la que cursan sus estudios 890 alumnos de 55 nacionalidades diferentes, el 30 % de ellos españoles, ha dado el pistoletazo de salida del curso escolar para los alumnos de preescolar hasta los que cursan quinto grado, el equivalente al final de la primaria. El miércoles lo harán los más mayores, de sexto hasta el duodécimo grado, equivalente a ESO y Bachillerato.
En los corrillos que se han formado a las puertas del centro, situado en la exclusiva zona de Ciudad Diagonal de Esplugues de Llobregat (Barcelona), los padres han destacado el nivel de organización, la confianza en las medidas tomadas por el centro y la buena comunicación que ha habido desde el principio: "Han hecho todo y más para que las cosas vayan bien", asegura Íngrid.
En este sentido, la mayoría, como Sergi, están absolutamente tranquilos, pues en julio el centro ya abrió sus puertas para unos casales educativos dirigidos a los alumnos más pequeños "y funcionó muy bien".
Medidas anticovid
Además de los controles de temperatura y la higiene de manos, entre las medidas adoptadas por el centro, que ya de por sí cuenta con ratios bajas, entre los 15 y 20 alumnos por clase, destaca que todos los estudiantes irán identificados con una pulsera de colores, según el grado, que indicará a qué grupo pertenecen, para que los profesores controlen que no se mezclen alumnos de los 'grupos burbuja'.
Los grupos no se mezclarán en ningún momento, pues contarán con espacios asignados en el comedor y en el recreo y para minimizar el contacto en los pasillos serán los profesores los que cambiarán de aula.
Recreo y educación física, sin mascarilla
Asimismo, los mayores de 6 años llevarán mascarillas dentro de las clases, aunque se la podrán quitar cuando estén al aire libre en el recreo y en la clase de educación física.
A pesar de las medidas y los protocolos, el subdirector del centro, Bill Volchok, ha explicado que los padres de entre 20 y 30 alumnos han optado por no llevar aún a sus hijos al centro y ha detallado que la escuela ha puesto a su disposición un programa de enseñanza virtual.
La excepcionalidad del protocolo y los abundantes medios para llevarlo a cabo -casi una decena de trabajadores atendía a los alumnos que accedían por una de las tres entradas- concuerda con el perfil de las familias del centro, que pagan entre 12.000 y 21.000 euros al año por hijo.
No hay autobús escolar
En las puertas del colegio no hay rastro de ningún autobús escolar y son pocas las paradas de transporte público cercanas -no hay ninguna parada de metro a menos de 30 minutos-, mientras que abundan los coches de alta gama, que aparcan ante la escuela siguiendo las indicaciones de un asistente del centro que cortésmente abre las puertas de los vehículos.
Si bien el temor al contagio y al cierre de las escuelas puede ser el mismo que los padres de un alumno de la escuela pública, en este caso la brecha digital, las dificultades para aislarse en casa o la exposición al virus en el trabajo o en el transporte público no son preocupaciones de estas familias, que ante un eventual, y obviamente indeseable, cierre de las escuelas explican que "con un poco de organización" podrían hacer frente a la situación.
Mientras los sindicatos de profesores y asociaciones de familias de alumnos de la escuela pública critican la falta de medios y de organización de la conselleria de Eduación en Cataluña, estas familias se muestran satisfechas con los protocolos y ponen en valor la buena gestión del centro para garantizar el retorno seguro de sus hijos a la escuela.