El buque oceanográfico Ángeles Alvariño ha zarpado rumbo a Cádiz después de que el juzgado que instruye el supuesto doble asesinato de Tomás Gimeno a sus hijas Anna y Olivia haya dado por imposible más hallazgos en el fondo del mar.
Tras el hallazgo del buque el pasado 24 de junio de dos botellas de oxígeno en una zona más alejada, los investigadores sospechan que fue en esa zona donde Tomás Gimeno se arrojó al mar para suicidarse.
La titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Tenerife ha decidido autorizar el cese de la búsqueda de más indicios por parte del Ángeles Alvariño en base a un informe elaborado por el jefe de operaciones del barco.
Éste califica de “completamente inabordable” la exploración en la zona en donde hipotéticamente podrían localizarse nuevos indicios relacionados con el caso.
Los investigadores temen que dadas las corrientes submarinas en la zona "no se puede asegurar que un cuerpo lastrado con un cinturón de buceo no se desplazaría rodando pudiendo llegar a un lugar no determinado y, por tanto, fuera de la capacidad de búsqueda de que disponemos".
Según pudo comprobar la Guardia Civil en el marco de sus pesquisas, en "la larga deriva" de la lancha del supuesto filicida tras la pérdida de señal de su móvil, durante un corto periodo de tiempo sus motores volvieron a funcionar y realizó una navegación de unos tres minutos.
El informe remitido a la juez detalla que el punto donde paró de nuevo los motores se convirtió en el más probable donde Tomás podría haberse arrojado al mar, y es a partir del mismo por el que se fijó una nueva área de búsqueda, de unos 500 metros.
Posteriormente se amplió el radio de búsqueda en dos ocasiones, incluso en una zona "muy escarpada con gran cantidad de barrancos y grietas" en la que se produjeron "enganches serios" del cable umbilical que une el submarino con el barco en unas rocas del fondo, y en una ocasión fue necesaria casi una hora para poder liberarse.
Durante el mes que ha estado en Tenerife, tras sucesivas prórrogas negociadas entre la Delegación del Gobierno, Gobierno de Canarias y el Ministerio de Ciencia e Innovación, ya que la previsión inicial es que estuviera entre ocho y nueve días, ha contribuido decisivamente a dar casi por cerrado un caso que se antojaba de difícil resolución.
De hecho, fuentes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil reconocieron en su momento que se trataba de una de las investigaciones más complejas a las que ha hecho frente por un motivo fundamental: la dificultad de encontrar pistas en la inmensidad del océano.
Con la ayuda de un sonar de barrido lateral y de un robot no tripulado, la tripulación del Ángeles Alvariño localizó el 10 de junio, a unos 1.000 metros de profundidad, y pudo recuperar el cadáver de la mayor de las niñas, Olivia, dentro de un bolso de deporte lastrado al ancla de la embarcación de su padre.
Junto a ese bolso había otro de similares características en el que supuestamente Tomás Gimeno introdujo el cuerpo de la más pequeña de sus hijas, Anna, pero estaba rajado y vacío.