Sospecharon del Chicle desde el principio, por su patrón de comportamiento de agresor sexual. Pero el estudio de las cámaras de la autovía salió mal. No se dieron cuenta de que llevaban un retraso de 15 minutos y el coche de José Enrique Abuín fue descartado. Pero al Chicle, “en ningún momento se le descartó” ha aclarado el capitán de la UCO, José Miguel Hidalgo, que apoyó la investigación cuando se produjo el hallazgo del móvil de Diana que marcaría el cambio de rumbo de la investigación.
Hoy hemos sabido que con ese teléfono pudieron hacer una reconstrucción virtual con datos irrefutables, han dicho los tres hombres del GATO de la UCO. El Grupo de Apoyo Técnico ha dado un ejemplo mirando al jurado para explicarles sus informes, complicados, densos, lentos, pero científicos. No dan lugar a error. Han desmontado al Chicle con rotundidad. El móvil de Diana trazó el camino a la verdad absoluta.
Caminó a un ritmo de 4 kilómetros por hora, dejando el parque donde estaban sus amigos gallegos y wasapeando compulsivamente con sus amigos madrileños. La joven enfiló el paseo junto a la playa, donde la vieron los testigos, y cuando estaba acercándose a la esquina de la calle Venecia, donde el Chicle dice que le sorprendió robando gasolina, Diana pasa un minuto casi entero sin usar el móvil. Algo había pasado. Después comenzó el acecho del Chicle. El mensaje que Diana envió: “Me estoy acojonando, un gitano me ha llamado”. La respuesta de su amigo: “¿Qué te ha dicho”. Y la última vez que Diana escribió: “Morena ven aquí”.
Después, el teléfono comenzó a hacer movimientos erráticos, como si alguien los estuviera pulsando compulsivamente, una llamada a su amiga que no contesta, o alguien bloqueándolo, o tapándolo o forcejeando, o el móvil dentro de un vehículo. Todo eso lo saben por la señal de GPS “ese terminal estaba obstruido por algo, daba posiciones erráticas”. Diana había sido raptada y no donde dice el Chicle. “Es inviable que fuera por otra calle”. Es una prueba indubitada, como el ADN.
Increíble el estudio presentado por los técnicos que desmonta a José Enrique Abuín porque su versión del homicidio imprudente, no se sostiene. A partir de las 2:44:01 el móvil de Diana comenzó a correr. Ya iba en coche, evidente por la distancia recorrida 3 minutos después. 50km por hora de media. Salió de A Pobra por la Repsol, una cámara fotografiaría el vehículo. El móvil tuvo una bajada repentina de cobertura cuando cayó al agua. Abuín se deshizo del teléfono por la ventanilla.
Iban a detenerlo en Enero pero en Navidad de 2017 atacó a la chica de Boiro. Tenían miedo de que atacara a otra mujer. Y le detuvieron. Ya detenido comenzaron las mentiras. Primero dijo que había atropellado a Diana. Dio dos localizaciones que no eran verdad. Hasta que al ver a su mujer, detenida por encubrimiento, reaccionó y les llevó a la nave de Asados. Pero el Chicle no quiso entrar en el sótano del pozo. “No quiero ir porque tengo grabada la imagen de la niña. Porque he vuelto a ir y la he vuelto a ver”.
Recordaba todavía la cara de Diana cuando fue a la nave, veinte días después a comprobar si el cuerpo estaba hundido. Diana flotaba con la cabeza fuera del agua. Fue entonces cuando lo lastró, primero sin éxito y luego como lo encontraron, invertido. Es lo que ha contado el jefe de la investigación. Hidalgo ha explicado que el Chicle utilizó, como todos los criminales, el mapa mental. Vamos donde conocemos. Utilizamos zonas de huida; conductas que no podemos controlar. Pero lo hacemos. El Chicle había trabajado en la nave, estaba cerca de casa de sus padres, se sentía seguro. Había estado con su amigo y conocía el pozo. Los investigadores habrían encontrado la nave más pronto o más tarde pero el pozo, el pozo no sabían que existía.