Aunque los investigadores mantienen todas las hipótesis abiertas, la búsqueda de las niñas desaparecidas en Tenerife se centra en el mar. El último movimiento del padre de Anna y Olivia se registró en el puerto deportivo de Tenerife y el dispositivo de búsqueda requiere de la última tecnología para rastrear el fondo del mar en busca de pruebas.
Así, a finales de esta semana llegará a la isla un buque del Instituto Español de Oceanografía, equipado con un sonar de barrido lateral y un robot submarino, para sumarse al dispositivo de búsqueda de las niñas Anna y Olivia, desaparecidas el pasado 27 de abril.
El buque Ángeles Alvariño está registrado en Santa Cruz de Tenerife y en estos momentos se encuentra realizando tareas propias del Instituto de Oceanografía frente a las costas de Lisboa, en Portugal, por lo que todavía no se sabe a ciencia cierta cuándo llegará a la isla.
La incorporación de este buque a las labores de búsqueda de Anna, Olivia y el padre de las niñas, Tomás Gimeno, fue anunciada el pasado 17 de mayo por la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, quien indicó que se estaba en conversaciones con el Instituto Español de Oceanografía para poder contar con sus medios de rastreo.
El buque Ángeles Alvariño cuenta con un sonar de barrido lateral, un aparato que usa la propagación del sonido bajo el agua para obtener imágenes digitales de la superficie del fondo marino. Las señales acústicas emitidas rebotan en el fondo creando una imagen del mismo. Sus instrumentos se utilizan de manera habitual para la cartografía detallada de comunidades de los fondos marinos, la localización de tuberías, viaductos o cables y la búsqueda de objetos o yacimientos arqueológicos sumergidos.
El buque también está dotado de un robot submarino, el ROV Liropus 2000, propiedad del Instituto Español de Oceanografía, capaz de identificar y recuperar objetos en el mar hasta los 2.000 metros de profundidad.
Una vez se sume al dispositivo de búsqueda, el Ángeles Alvariño tiene previsto rastrear la zona donde la lancha propiedad de Tomás Gimeno fue encontrada a la deriva, a una milla náutica del Puertito de Güímar. Ahí hará una radiografía del fondo marino con el sonar para tratar de identificar algún objeto extraño y, si es posible, subirlo luego a la superficie con el robot submarino.