¿Alguna vez has tenido la sensación de ser consciente de estar soñando e incluso de poder tomar partido en lo que está ocurriendo en tu mente? Entonces es posible que hayas tenido un sueño lúcido. Se trata de sueños en los que la persona que los experimenta es consciente de que está soñando y de que, por tanto, lo que ocurre no es real. Aunque pueden ocurrir de forma natural, también es posible inducirlos mediante determinadas prácticas y ejercicios. ¿Qué son los sueños lúcidos y cómo conseguirlos?
Los sueños lúcidos pueden parecer experiencias excepcionales pero, en realidad, son bastante frecuentes y es probable que todos nosotros vivamos al menos uno durante nuestras vidas. Si 'entrenamos' lo suficiente, es posible que los experimentamos más a menudo.
Cuando hablamos de sueño lúcido nos referimos, en la práctica, a un sueño consciente, y éstos suelen ocurrir en la llamada fase REM (Rápidamente Eye Movement), asociada a la etapa del sueño paradójico. Quizás lo más característico (y lo más curioso) de esta especie de limbo entre lo real y lo irreal es que este estado nos permite participar en el sueño y, en cierto modo, modificarlo a nuestro antojo.
Además, aunque el sueño lúcido puede presentarse en múltiples formas, algunas son más frecuentes que otras. Por ejemplo, es frecuente soñar que volamos o que levitamos, y que podamos controlar nuestro rumbo o velocidad en el proceso. También es habitual el sueño lúcido en el que se sale del propio cuerpo, o en el que se desdobla la visión o se produce una vista panorámica, así como la ralentización del tiempo.
En cuanto al control del soñante, es posible tanto intervenir en el rumbo del sueño como en su contenido, personajes, acciones... así como prolongarlo o incluso detenerlo para retomarlo después, aunque ello dependerá del caso. Este tipo de sueño es, además, más frecuente en niños que en adultos.
Las primeras menciones al sueño lúcido las encontramos en la Antigua Grecia, por ejemplo, en algunos personajes descritos por Homero, que eran eran conscientes de sus sueños. Además, Aristóteles mencionó y describió explícitamente este fenómeno por primera vez.
Las referencias escasean durante la Edad Media y en adelante, aumentando paulatinamente en el siglo XX. Por ejemplo, en 1913, encontramos la expresión 'sueño lúcido' en boca del psiquiatra y poeta neerlandés Frederik van Eeden en el sentido en que la utilizamos a día de hoy. Además, en los años 70 del siglo pasado apareció un renovado interés por el mundo de lo onírico y, con él, la primera prueba del sueño lúcido, realizada por Keith Hearne en la Universidad de Hull (Reino Unido).
En cuanto a cómo conseguir un sueño lúcido, existen distintas técnicas para intentarlo pero, en general, se recomienda hacer uso de prácticas como la meditación o el recitar determinadas frases antes de dormir que nos reafirmen en el hecho de poder controlar nuestros sueños (por ejemplo, "Yo controlo mis sueños"). También anotar lo que recordemos al despertar, alargando el estado de 'salida' del sueño y conectando en mayor medida ambos estados.
Otra herramienta consiste en intentar volver a un estado consciente estando en plena fase REM. A veces, utilizar estímulos externos durante esa fase, como luces o sonidos, puede ayudarnos a entrar en un estado intermedio entre sueño y vigilia. Otra opción es despertar bruscamente en esa etapa (puedes poner una alarma alrededor de 90 minutos después de dormirte) para volver a dormir profundamente con la intención previa de recordar lo soñado y retomar el sueño.
El objetivo es, en definitiva, lograr una mayor lucidez onírica: cuanto más consigamos derribar la frontera entre el sueño y la vigilia, más sencillo será adentrarnos en el sueño de un modo más consciente.