Sensibilización sobre la soledad que sufren las personas mayores, eso es lo que buscaba el escultor mexicano Rubén Orozko con esta obra hiperrealista expuesta en uno de los paseos de Bilbao. Tan real que muchas personas pasan preocupadas ante ella, por si se encuentra mal o le sucede algo. El artista hace referencia a la “última persona fallecida en soledad”.
Sola, sentada a un lado del banco, con la cabeza gacha y la mirada triste. Mira el reloj que tiene en la mano, viendo cómo pasa el tiempo. A su alrededor pasa gente distraída, que mira hacia otro lado, también gente que la mira y unos cuantos que se paran a preguntarle si le pasa algo o si se encuentra mal.
Una de esas personas fue una señora visiblemente emocionada con el motivo de la obra. Se paró a preguntarle si se encontraba mal, ya que le pareció que tenía el pastillero en la mano. Y califica de “lamentable” la soledad a la que se enfrentan los mayores de 65 años.
Otras personas apuntaban que daban ganas de hacerle compañía, y añadía que a los mayores “nos está costando mucho”, “cada vez hay mas soledad”, ya que apunta que cuando los hijos dejan el hogar familiar “estamos totalmente solos”.
Los más empáticos con la situación personas que pueden sufrir esta situación por su edad y personas que acompañan a los mayores para que no la sufran. Es el caso de una bilbaína, cuida a su madre de 90 años, enferma de alzhéimer. Dice tener un “nudo en el estómago”, ya que la escultura impresiona muchísimo. Define a su generación como la última que cuidará a sus mayores, ya que apunta que “vivimos en una generación en la que se mira para otro lado”. Y lo que concretamente simboliza esta escultura, la muerte en soledad, como lo peor que te puede pasar.
Un grupo de turistas también se impresiona al ver la obra. Pasan por delante pero al poco vuelve, todos se preocupan porque creen que le pasa algo. “Nos preocupamos y vinimos a ayudarla”, dicen y todos coinciden en que es un “problema” la situación que viven muchas personas ancianas. “Mucha angustia verla en ese estado de desasosiego”, apunta una de ellas.
“Todo lo que nos pueden compartir y les dejamos solos, cuando están en una edad maravillosa, cuando han recorrido todo un camino”, dice otra de las visitantes. Y es que el trasfondo toca a todos los que lo conocen. La vejez también necesita atención, la sociedad tiene responsabilidad, dice una de las turistas. Y lo cierto es que el 40% de los mayores de 65 años afirma sentirse solo.