"La soledad es puñetera", reconoce Isabel, pero se puede superar, porque sí, pese a los dramas hay gente con los brazos abiertos para ayudar. Aunque no siempre lo que se conoce da esperanza. Hace unas semanas hallaron el cadáver momificado de una mujer mayor en Madrid. Vivía sola y durante cinco años nadie la echó de menos. Como Amanda hay muchos mayores que están solos, sin familia ni amigos que le hagan compañía. En España, hay más de dos millones de personas de 65 o más que viven solas, según datos del INE. “La soledad es muy puñetera”, nos cuenta Isabel que participa en la iniciativa Grandes Amigos, una asociación que trabaja desde hace 15 años para que nuestros mayores estén acompañados.
La soledad y el aislamiento social se han convertido en dos de los desafíos ineludibles de las sociedades occidentales. En España hay 4,7 millones de personas que viven solas. De ellas más de dos millones tienen 65 años o más, según la última Encuenta Continua de Hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE). De las personas que viven solas, un 59% sufre por su soledad, según datos de un estudio de CIS-Imserso. Y sí, es un riesgo para la salud.
Así se sentía Isabel hasta que conoció a Mónica, una voluntaria de la ONG Grandes Amigos, que lleva 15 años intentado paliar la soledad de las personas mayores. “La compañía es muy importante. Cuando estás toda la semana sola, saber que vas a ver a alguien es muy importante porque vas a poder hablar con alguien, compartir ideas. La soledad es muy puñetera”, sentencia Isabel.
Con el tiempo, Mónica e Isabel se han hecho amigas “de verdad” y unas de las cosas que más disfrutan a pesar de la diferencia de edad es salir de fiesta. Mónica explica que ella también se beneficia de su relación con Isabel: “Es un apoyo en los exámenes y con el trabajo. Me comprende y no me regaña”. A veces, pensamos que los que están solos son mayores, pero la soledad nos afecta a todos, señala.
Vivimos en una sociedad cada vez más envejecida, en la que una de cada cinco personas tiene más de 65 años. Ya hay más mayores de 64 años que menores de edad, según datos de Grandes Amigos que también alerta que si hoy la población mayor es de 18,6% y en 2066 será casi el 35%. Somos el país del mundo con mayor esperanza de vida -solo por detrás de Japón-.
A Amanda la encontraron hace varias semanas momificada en su casa de Madrid. Han tenido que pasar cinco años para que alguien la echara en falta. Lo hizo una sobrina que vivía en el extranjero. En todo este tiempo, los vecinos de esta logopeda no se extrañaron de que las persianas de su casa no se movieran ni de que hubiese dejado de pagar la comunidad. El de Amanda no es el único caso. Ángel estuvo cuatro años fallecido en su casa de Madrid y nadie lo echó en falta.
Los casos no son aislados y eso es un reflejo de nuestra sociedad. Nadia estuvo ocho años muerta en su piso de Vitoria, donde se había mudado tres años antes. Como a Amanda la hallaron porque un familiar que también vivía fuera de España, en Ucrania, se extrañó al no localizarla. Esta vez sus vecinos sí dicen que notaron sus ausencia y un extraño olor que salía de la casa.
De estas tres historias, dos son mujeres. El riesgo de aislamiento social se produce en todas las edades porque todos podemos alguna vez en la vida sentirnos solos, sin embargo, la soledad se hace más evidente a partir de los 65 años, cuando empieza a romperse más notablemente la red de amigos, según se desprende del estudio ‘Soledad y Riesgo de Aislamiento Social en las personas mayores' de La Caixa.
En los hombres estas relaciones de amistad se empiezan a perder antes que en las mujeres, según el citado informe, pero, en cambio, ellas suelen buscar ayuda. Casi el 90% de las personas que acompañan en Grandes Amigos son mujeres, principalmente de 85 años o más que viven solas con pensiones mínimas y que pueden tener una o varias enfermedades que lo complican todo como, por ejemplo, tener una vivienda no accesible que puede ser un cuarto sin ascensor, nos comenta José Ángel Palacios, portavoz de esta asociación. Datos que corrobora de nuevo, el informe de La Caixa: el riesgo de aislamiento se acentúa en las personas de menor nivel educativo (37% en las personas sin estudios y 6,6% en personas con estudios superiores)
“La soledad solo se puede paliar con vínculos afectivos reales”, señala Palacios por eso en Grandes Amigos conocen muy bien a sus mayores y a sus voluntarios, a los que piden un compromiso de al menos seis u ocho meses, y buscan a personas afines. “La clave es la reciprocidad de estas relaciones. Los voluntarios confiesan que en el que en principio era un gesto solidario para ayudar a una persona mayor se convirtió en un beneficio personal. "Recibo más de lo que doy a la persona mayor”, explica el portavoz de esta organización.
Vivimos en una sociedad que va a toda prisa, en la que no sabemos ni cómo se llaman nuestros vecinos. Esa es la realidad. Quienes participan en la campaña de ‘Grandes Amigos’, como Miguel Ángel, de 54 años, explica que antes iba a ver a Pepa a diario, ahora el trabajo solo le permite hacerlo los fines de semanas. “Ella me enseña a ser sabio y a saber vivir. Los medianos como yo debemos aprender a vivir de los mayores”, comenta orgulloso, mientras hacen punto.
La soledad va en aumento porque cada vez más gente decide vivir sola, tenemos menos hijos y la esperanza de vida crece. “Las tendencias apuntan a que viviremos solos y podremos sentirnos solos a lo largo de la vida, lo cual no es necesariamente negativo o podría no ser así siempre. Necesitamos aprender a convivir con la soledad de manera ‘civilizada’, aprender a gestionarla de la misma manera que hacemos con otros aspectos de nuestra vida, sin olvidarnos de ir enriqueciendo las relaciones sociales importantes y variadas a medida que vamos cumpliendo años”, explica Sara Marsillas, psicóloga especializada en soledad e investigadora de Matia Fundazioa.
Los expertos destacan la necesidad de que los Gobiernos aborden el problema de la soledad. Palacios señala que Reino Unido, donde hay nueve millones de personas que se sienten solas, ha puesto en marcha hace un año una Secretaría de Estado dedicada en exclusiva a la soledad no deseada. Casi la mitad del presupuesto de esta estrategia va dedicada a promover y ayudar iniciativas como las de Grandes Amigos.
Pero lo más importante de todo es “empezar a mirar a las personas mayores de otro modo, derribar los edadismos. La forma en la que la sociedad ve a las personas mayores tiene mucho que ver con su situación de soledad”, señala Palacios quien insisten en que “no hay que crear estigmas en torno a la soledad".
Esos casos de personas que llevaban fallecidas años en sus casas sin que nadie les echara en falta –dice el portavoz de la asociación Grandes Amigos- “son muy tristes pero no son lo habitual. Hay cientos de miles de personas que sienten a diario los efectos de la soledad pero por fortuna no van a acabar de manera tan dramática. Se trata de naturalizar la soledad. Nos puede pasar a cualquiera. Todos vamos a pasar por ella, seamos jóvenes o mayores pero quien se siente solo debe sentirse también libre para pedir ayuda".
Marsillas también habla de la necesidad de “desestigmatizar la frase “a veces me siento solo/a”. Este estigma, que se puede ver incrementado por la medicación de esta situación, no hace más que poner barreras o retrasar la toma de consciencia y búsqueda de apoyos para abordar la soledad en las personas, conduciendo a situaciones más graves y que producen un malestar mayor durante más tiempo”. La psicóloga insiste en que “la mejor forma de gestionar la soledad pasa por prevenirla y aprender a lo largo de la vida a vivir con ella”. O en tener de apoyo gente como la de Grandes Amigos que saben el tesoro que puede ser pasar tiempo con una persona mayor.