No han llevado a David Soler al pozo. Lo han dejado en prisión mientras los buzos se sumergían buscando con sus manos la ropa de Wafaa entre el lodo. Habían dejado unos días a que se asentara el fondo después del hallazgo del cuerpo la semana pasada. Al final no han vaciado el pozo de 20 metros de profundidad. Con equipos autónomos para poder sumergirse y sujetos con cuerdas, ayudados por los especialistas de montaña, han vuelto a descender. Cuando sacaron el cuerpo, estaba desnudo de cintura para abajo, con el sujetador cortado, y la Guardia Civil está convencida de que fue agredida sexualmente.
Waafa murió asfixiada. Su asesino le cubrió la cabeza con cinta aislante, le ató las extremidades y la tiroteó con una escopeta de perdigones, a cañón tocante. También buscaban el arma. Cinco impactos que no la mataron, pero que demuestran el ensañamiento y el terror que tuvo que pasar. En el pueblo de Waafa viven angustiados por si está relacionado con más crímenes. Y porque muchas jóvenes amigas de Wafaa eran amigas de él y ahora siente que podrían haber sido también víctimas. Todas conocen a la familia, a los padres y a la hermana, y el hermano que también ha acabado en prisión por matar a su pareja.
Los vecinos especulan con que un accidente de moto que sufrió el Tuvi podrían haber afectado a su carácter ya violento. David Soler alega lapsus de memoria en el crimen de Wafaa y también en el de una prostituta apuñalada 37 veces en un pueblo cercano, en Xátiva. Todavía no ha sido acusado, pero la Guardia Civil sospecha de él por su sadismo y porque una amigo asegura que le dijo que estaba metido en un lío con ese tema. “Se me ha ido al mano” le pudo decir a este testigo que se lo contó a la Guardia Civil.
La investigación es de la Policía y diez días antes de la detención por el crimen de Wafaa, el Tuvi declaró en el juzgado porque su ADN se encontró en un calzoncillo en la escena del crimen de Isabel. Dos días antes del crimen había estado con ella y parecía que podían tener una relación por ser cliente asiduo. La policía sigue sospechando del marido de Isabel, imputando en la causa (entró en prisión y salió) porque la maltrataba y no tiene coartada para las horas en las que fue asesinada. Además, ven en las 37 puñaladas la huella de un crimen pasional. Pero el historial de David Soler ha despertado las sospechas tanto de Policía como de Guardia Civil debido a los comportamientos que no ha dejado de repetir con las mujeres.
Soler ha agredido a varias parejas, se ha saltado órdenes de alejamiento, y a la última novia casi la asfixia cogiéndola del cuello. A la anterior la amenazó con una escopeta. Lo hizo en la misma casa donde presuntamente torturó y asesinó a Wafaa porque estaba obsesionado con ella y no le correspondía. Ese carácter controlador, celoso y violento es el que se estudia. Cuando amenazó a su novia con una escopeta, como a Wafaa, fue la hermana del Tuvi la que intervino quitándole el arma y pidiéndole que se tranquilizara, evitando una tragedia.