Las denominadas rotondas holandesas, muy comunes en Países Bajos, Bélgica, Francia o Reino Unido, han llegado a España para quedarse. Estas funcionan como una rotonda normal pero incluyen en su arco exterior un carril específico para las bicicletas, generalmente delimitado por un suelo con distinta coloración que el resto de la calzada (suele ser en tono rojizo) y que ofrece prioridad sobre el resto de los vehículos.
El auge de los vehículos de movilidad personal (VMP) como los patinetes eléctricos y las bicicletas ha supuesto un importante impulso para la puesta en marcha de las primeras rotondas holandesas en nuestras carreteras. Sin embargo, al tratarse de un sistema relativamente novedoso, son muchos los conductores que todavía desconocen cómo deben actuar correctamente.
Como hemos indicado, junto al carril (o carriles) reservados para los coches, la rotonda holandesa introduce un anillo adicional en la parte exterior reservado únicamente para el tránsito de ciclistas. De este modo, se crea para ellos un espacio seguro que les permite salvar el cruce de vías sin miedo a sufrir atropellos.
Por ello, al aproximarnos a la rotonda, debemos reducir la velocidad de nuestro vehículo antes de invadir el carril bici y observar si se aproxima algún ciclista. Si es así, este último tiene prioridad sobre nosotros y debemos detenernos para dejarlo cruzar.
"Las normas para circular son las mismas que para cualquier rotonda, aunque en este carril la prioridad es de las bicicletas", explica la Dirección General de Tráfico (DGT). Es decir, cualquier vehículo motorizado que vaya a entrar o salir de una rotonda de este tipo, tendrá la obligación de ceder el paso a las bicicletas que circulen por el perímetro delimitado.
Por lo demás, las condiciones de circulación son idénticas a las de cualquier glorieta: los conductores deben ceder el paso a los vehículos que ya se encuentran dentro de ella y una vez en su interior hay que situarse en el carril más apropiado en función de la salida que se vaya a tomar. En el momento de abandonar la glorieta, debemos situarnos con antelación en el carril exterior de la misma.
Además, alrededor de las rotondas holandesas se distinguen unos pasos de peatones especialmente señalizados para proteger a los usuarios más vulnerables. En este caso, serán los que tendrán la mayor prioridad sobre el resto, por lo que también las bicicletas estarán obligadas a cederles el paso.
La circulación en esta rotonda transcurre a un ritmo mucho más lento que en las convencionales, lo cual mitiga el riesgo de que suceda un accidente. No obstante, es necesario que los conductores muestren empatía y sentido común.
En localidades como Logroño y Bilbao ya hay construidas rotondas holandesas con el objetivo de hacer más seguro el tráfico rodado, el peatonal y el ciclista, como explican desde el Ayuntamiento de la capital riojana en sus redes sociales.
Así ha querido un usuario de Twitter mostrar el desconocimiento de muchos conductores al respecto de la prioridad en este tipo de rotondas holandesas en las que los ciclistas siempre tienen preferencia de paso. Las rotondas, que tienden a ser puntos conflictivos, acumulan en torno al 10% de la siniestralidad de los últimos años.