Es el nuevo negocio a la espera que de que la bajada del precio de los test de antígenos a partir de este sábado a 2,94 euros baje la fiebre por su compra. La Policía Nacional ha confiscado en el polígono industrial de Cobo Calleja (Fuenlabrada) y en otro de Pinto más de 180.000 test de antígenos de origen chino que distribuían sin los permisos y la documentación oportuna entre sus compatriotas, han informado a Europa Press un portavoz de la Jefatura Superior de la Policía de Madrid. La operación se desarrolló el día 4 cuando agentes de la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras y de la Agencia Tributaria entró en el polígono fuenlabreño y en el pinteño de forma simulténea tras detectar numerosos antígenos sospechosos en comercios asiáticos de la Madrid, especialmente en el distrito de Usera.
Allí encontraron más de 180.000 test son homologación, sin documentación o con albaranes diferentes a lo encontrado. Por ello, han confiscado y retenido estos artículos para que los técnicos de la Agencia Española del Medicamento determinen si existen irregularidades. De momento, no hay detenidos.
A finales de diciembre, agentes de la Policía Nacional ya intervinieron unos 300.000 test de antígenos de la Covid-19 en varias naves de el polígono industrial de Cobo Calleja, en una operación similar pero anterior.
Los primeros indicios apuntan a que estos test los importan desde China y primero recalan en Austria hasta llegar a puntos del sur de Madrid, donde son comprados por empresarios chinos al por mayor que acuden a Cobo Calleja a adquirir cajas de estas pruebas.
Según ha detallado el diario 'ABC', los empresarios implicados del polígono fuenlabreño --en el caso de la semana pasada se trata de una mercantil que tiene como objeto social la recepción de mercancía para luego distribución-- solo admitían a gente de confianza o recomendada. Para ello, había que concertar una cita previa para acudir a la nave posiblemente a través de una 'app' de mensajería móvil que además permite el envío de dinero. Luego los antígenos acaban en bazares del barrio y otras tiendas, que son vendidos libremente a precios más bajos que los normales, pese a que solo se pueden dispensar en farmacias.