Yassin Arramachi tiene 25 años y su madre, Malika, lleva 40 días en el Joan XXIII recibiendo un trato del que él está infinitamente agradecido tras dar positivo en Covid-19. Ahora el joven pide que las UCI vuelvan a permitir visitas y afirma que el no poder ver a su madre enferma se ha convertido en la experiencia más dura de su vida.
Malika, de 55 años de edad y sin ninguna enfermedad previa, comenzó a encontrase mal. En un principio, su médico de cabera no descartaba que fuera una simple gripe, pero finalmente fue ingresada el pasado 25 de marzo en el Hospital Universitari Joan XXIII tras agravarse su estado de salud. Desde entonces permanece en la UCI y madre e hijo no han tenido ningún tipo de comunicación.
Yassin no la ha vuelto a ver ni a hablar con ella más que en una videollamada que hicieron desde la UCI. Ella está muy débil y no puede hablar, pero a él le consuela que ese día ella cerró los ojos en señal de que lo estaba escuchando.
El joven escribía una carta al hospital para mostrar su "eterno agradecimiento". Agradece a "la administración del hospital y a todo el equipo profesional, incluyendo a intensivistas, médicos, enfermeras, auxiliares, celadores, técnicos de laboratorio y rayos, farmacéuticos, personal de limpieza, vigilantes de seguridad, administrativos, personal de mantenimiento...".
Desde que su madre ingresa en el hospital, Yassin no parado de investigar cada detalle de la información que le proporcionaban los médicos. "He aprendido un montón de cosas de medicina, yo les pregunto y ellas me responden con mucha profesionalidad, me lo cuentan todo 'de pe a pa' y por eso les estoy muy agradecido, porque sé que tienen mucho trabajo".
En algún momento se temió por su vida, pero explica que "hace unos días me dieron la buena noticia de que ya no tenía el virus en el cuerpo, ya estaba expulsado; pero por desgracia, las afectaciones causadas por el mismo siguen persistiendo, esto es, la inflamación de los pulmones, que perdura hasta el día de hoy. En los últimos días le han ido bajando la medicación hasta quitarle la sedación al completo, pero por desgracia, tuvo una pequeña infección de orina y le tuvieron que administrar antibióticos. Está respondiendo de forma favorable hasta el día de hoy". Yassin dice que quiere dar esperanzas a los que están pasando por lo mismo, la recuperación no siempre es lineal, pero está convencido de que se puede superar.
Cuando parece que se empieza a ver poco a poco la luz y los hospitales han empezado a descongestionarse, el joven pide que se considere que se puedan reanudar las visitas de los familiares a las UCI siguiendo las medidas de seguridad, algo que ya han empezado a hacer algunas comunidades autónomas. Cree que el estar al lado de su madre puede ayudar a su recuperación.
Yassin no tiene hermanos ni relación con su padre y su madre es lo único que tiene en el mundo con la que vive en la casa que el compró. Siempre han sido un apoyo el uno para el otro.
Los primeros días después del ingreso de su madre fueron muy duros porque cuando Malika dio positivo en Covid-19, él tuvo que guardar cuarentena sin moverse de casa y sin saber nada de su madre.
Durante la videollamada con su progenitoria, Yassin vio que la médica le tomaba la mano, un gesto que le gustó: "Ella es el pilar de mi vida y yo les doy las gracias por cuidarla mucho", comenta. Ahora lo que quisiera es ser él quien le toma de la mano.