Esther López, la joven de 35 años de Traspinedo, continúa en paradero desconocido. La desaparición cada vez preocupa más a los vecinos de Traspinedo que han reanudado a las 16:00 horas de hoy jueves la la búsqueda. La joven de 35 años desapareció entre los días 12 y 13 de enero.
De nuevo han sido decenas de personas las que se han congregado en las inmediaciones de la N-122 para encontrar algún indicio que pudiera ayudar a la Guardia Civil a dar con esta mujer. Cuentan además con la ayuda de un helicóptero que rastrea la zona.
Esta jornada de búsqueda llega una vez finalizado sin pistas el rastreo con perros, en el que los agentes de la Guardia Civil estuvieron acompañados de un reducido grupo de familiares. La batida se centra ahora en torno al cruce de la carretera de Soria con la vía que conduce a la localidad, en las inmediaciones del restaurante La Maña y de la urbanización El Romeral, donde los testimonios de los amigos de la mujer, con los que estuvo hasta su desaparición en la madrugada del día 13, según El Norte de Castilla.
Al acabar el Clásico, a eso de las 23:30 horas, según ha desvelado El Programa de Ana Rosa, Esther se fue a una casa junto a dos amigos. Al salir del domicilio, los amigos de Esther López dicen que se fue al bar donde vio el partido "junto a dos amigos del pueblo". La duda es hasta qué hora estuvieron en el bar porque su dueño dice que a esas horas el bar estaba cerrado. Uno de los amigos de Esther ha señalado que la dejó en la carretera al lado del restaurante La Maña porque había quedado con alguien. Allí se pierde su pista.
La familia de Esther López de la Rosa denunció formalmente su desaparición el pasado lunes, día 17, cuatro días después de que la perdieran la pista al entender inicialmente que podía haberse marchado voluntariamente, si bien el paso de los días y la ausencia de noticias sobre su paradero les llevó a acudir a la Guardia Civil. Ese mismo día comenzaron las investigaciones y los interrogatorios de los amigos de la mujer, con los que estuvo en la noche del día 12 en un bar de la localidad para ver un partido de fútbol del Real Madrid contra el Barcelona de la Supercopa.
No es la primera vez que Esther se ausenta pero nunca sin llamar. Miguel, su padre, está extrañado porque no responde el teléfono. Y sabe que se lo llevó junto a la cartera. "El móvil es su vida, siempre está con él", ha confesado, cada vez más taciturno porque en estos casos cuanto más tiempo pasa peor. La Benemérita mantiene abiertas todas las líneas de investigación.