Hoy se hacían virales varios vídeos grabados por usuarios del tren de Cercanías de Madrid que desvelaban varios nidos de ratas negras en los árboles que rodean la estación de tren de Méndez Álvaro, en la capital. Tras la pandemia del covid y pocas semanas después de que Madrid recuperara la normalidad tras el paso del temporal Filomena, muchos veían en la invasión de ratas trepadoras una nueva plaga bíblica. Pero parece que no será para tanto.
Hemos hablado con Jorge Galván, subdirector de la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) quien nos confirma que esta especie es vecina de los madrileños desde hace algo más de dos años. “Hay ratas negras en Madrid, sí. Todavía no se puede hablar de plaga, pero sí que hay grupos localizados de este animal”, y nos tranquiliza: “La rata negra ahora mismo en Madrid es un problema para ocuparse, pero no para preocuparse”.
Esta asociación, que agrupa a una buena parte de las empresas que se encargan del control de plagas, fue la que detectó por primera vez la presencia de esta especie invasora en la región. “Detectamos la presencia de rata negra en Madrid a principios de 2019, gracias a un estudio que estábamos haciendo en ANECPLA junto con el INIA (el Instituto Nacional de Investigación Agraria) sobre la resistencia al rodenticida (un pesticida para eliminar roedores). Para realizar el estudio estábamos analizando las heces de los roedores y encontramos heces de rata negra, lo que nos extrañó. Entonces nos pusimos en contacto con el Ayuntamiento de Madrid y desde entonces están trabajando en localizar los focos y controlarlos”, nos cuenta Jorge.
El paso del temporal de nieve Filomena, que cubrió de nieve la capital, provocó que pasaran varias semanas para que los camiones de basura recogieran los restos de comida de muchos puntos de Madrid, lo que hizo que proliferaran los avistamientos de ratas. Esto ha podido influir en la aparición de estos nuevos focos de ratas negras. “La acumulación de basuras en general favorecen el avistamiento de todo tipo de plagas. Además, si las condiciones climatológicas adversas les impiden encontrar comida y, además, hay acumulación de basuras, hará que salgan a buscarla. Estos factores no hacen que haya más proliferación de ratas, sino que se vean más. De todas formas, la rata negra no es muy huidiza, no se esconde mucho, con la rata gris”, explica Jorge Galván.
Y es que este tipo de ratas anida en los árboles, a la vista de todo el mundo. “La rata gris, la que tenemos en nuestras alcantarillas, lo hace todo bajo tierra. Pero la rata negra anida en los árboles. Suele anidar en las palmeras porque le resulta muy cómodo por la forma de sus hojas para hacer su nido encima. De hecho, es un peligro para las propias palmeras porque hacer agujeros en ellas para realizar los nidos y, en muchas ocasiones, las palmeras terminan muriendo”, como está ocurriendo en las islas Canarias, nos cuenta Galván.
Es una especie que no es originaria de nuestro país, de hecho, procede de Asia, pero como nos cuenta Jorge Galván “en España lleva siglos. Fue la responsable de extender la peste bubónica en Europa en la Edad Media, por lo que es una especie que está muy naturalizada en el continente. Sin embargo, en Canarias han conseguido incluirla en el catálogo de especies exóticas, porque al final es una especie que no es de aquí y que causa verdaderos problemas” .
Aunque en las zonas costeras de nuestro país lleva tiempo, el hecho de que se encuentre en Madrid es una rareza. “Al habitar las cotas, la forma en la que entró en Europa en la Edad Media, cuando extendió la peste, fue a través de barcos. Hasta el año 2019, solo teníamos constancia de su presencia en Barcelona, en Palma de Mallorca o en Canarias”. En cuanto a cómo ha podido llegar a Madrid Galván apunta a que “seguramente lo haya hecho a través del transporte de mercancías, en el interior de contenedores, en camiones o trenes, y procedente de estas zonas costeras donde ya estaba presente”.
La rata negra fue la responsable de la propagación de la peste bubónica por el viejo continente en la Edad Media y ahora sigue siendo portadora de enfermedades. “Tanto las ratas grises como las ratas negras son vectores de enfermedades. Aunque es cierto que por el hábitat en el que se mueve la rata negra, en el exterior y en las copas de los árboles, las enfermedades que puede transmitir una rata negra en Madrid no serían tan graves como las que puede transmitir una rata de alcantarilla, que está en contacto con muchos más virus y enfermedades”, cuenta Galván. Y sobre si puede resultar agresiva, Galván nos recuerda que “cualquier rata es agresiva y puede resultar peligrosa. Pero también es cierto que la rata negra es menos agresiva que la rata gris.”
Gracias a que este animal anida en los árboles y suele realizar la mayor parte de su vida en el exterior es mucho mas fácil de detectar. Por eso parece que la mayoría de focos que hay ahora mismo en Madrid están localizados y controlados. Pero el problema llega a la hora de intentar combatirla. "El principal problema es que el control de este animal es mucho más complejo que el de la rata gris. Con las ratas de la alcantarilla podemos utilizar químicos, podemos utilizar trampas y cebos de todo tipo. Pero con una rata que está en el exterior, en la vía pública, no podemos utilizar estas herramientas. No se pueden usar pesticidas, no se pueden utilizar las mismas trampas. Y también hay que atender a la normativa de sufrimiento animal a la hora de capturarlas. Es un trabajo para empresas especializadas y es muy complejo”, explica Galván.
“Esta rata es muy trepadora. Tiene, más o menos, la mitad del tamaño de una rata gris pero tiene un rabo que es más grande que el resto de su cuerpo. Esto le da mucha agilidad para trepar y para aferrarse en las alturas. Con esta habilidad, le gusta anidar y alimentarse en lo alto de los árboles, donde crea colonias. En Canarias se han instalado unos tubos metálicos en muchas palmeras para evitar que la rata trepe, haciendo que se resbale”, nos cuenta Jorge Galván.