Gesta, proeza, epopeya… los adjetivos tras la victoria de Rafa Nadal en el Abierto de Australia ante el ruso Daniil Medvedev ha destapado un sentimiento de orgullo por la trayectoria deportiva y humana del tenista español. Todos los testimonios destacan no solo su esfuerzo, trabajo y sacrificio, sino también su trato afable y cercano.
Nadal llegó a la final de Melbourne con todas las apuestas en su contra tras un año de lesiones y problemas físicos. Los primeros puntos del encuentro celebrado este domingo en la ciudad australiana daban la razón a los que situaban en el podio al tenista ruso, pero Nadal demostró que no solo es el mejor deportista del mundo, sino también un campeón de la superación.
Nadal ha sido capaz de sobreponerse a sus lesiones y ganar cuando nadie creía que pudiera hacerlo.
Pero Nadal también es campeón en humildad y solidaridad. A nadie se le olvida la imagen del tenista manacorí ayudando a limpiar el barro cuando una riada sepultó bajo el barro la localidad mallorquina de Sant Llorenç des Cardassar.
Por eso muchos españoles ya piden que se levante un monumento a Rafa Nadal para recordar a todos cómo con trabajo, sacrificio y entrega se puede conseguir todo sin renunciar a ser una buena persona comprometida con su tiempo y los suyos.