Las enfermedades de verano pueden arruinarte las vacaciones. El doctor Eduardo Bermell, del Servicio de Urgencias Pediátricas del Hospital Vithas Rey Don Jaime de Castellón, se ha propuesto acabar con algunos de los mitos sobre la salud en verano. Así, desmiente que echar orina sobre una picadura de medusa, tal y como se recomienda popularmente, sea eficaz para aliviar la herida, ya que "solo contribuye a extender el tóxico inoculado por la medusa e incluso podría agravar la erupción cutánea".
El experto también desdice otros 'mitos populares' similares, como arrojar agua dulce sobre la herida o cubrirla con arena. "En el momento que te pica una medusa, aparece de inmediato un dolor y un picor muy intenso, así que lo primero que hay que hacer es limpiar la zona afectada. Lo ideal para limpiarla es el suero fisiológico. En caso de no haber, el agua salada también podrá ser una solución alternativa", aclara.
Una vez limpia la zona, indica que se debe aplicar frío a la zona afectada durante unos 15 minutos para disminuir el escozor de la picadura. "No se debe aplicar el hielo directamente sobre la picadura, sino cubierto con algún paño o toalla", insiste. En este sentido, recuerda que los niños son un grupo de riesgo, ya que "la superficie de piel afectada es mayor que en un adulto y además tienen la piel más fina, por lo que el líquido venenoso la atraviesa mejor".
Por ello, indica que si existe un socorrista, un centro sanitario o un puesto de la Cruz Roja donde puedan atenderle hay que llevar al niño, ya que "el veneno puede afectarles con más intensidad porque su peso es menor al de los adultos y, a la vez, es conveniente ir observando que no cambia su ritmo respiratorio, ni cardiaco".
Tras estas pautas iniciales, la clínica post-picadura suele ceder en pocas horas, "aunque en los días posteriores se debe ir al médico si aparece angustia, agitación, pérdida de apetito, conjuntivitis y en ocasiones dolor de cabeza", subraya el doctor Bermell.
Excepcionalmente, recuerda se debe acudir a Urgencias, tanto con niños como con adultos, cuando se produce un shock anafiláctico, es decir, una reacción alérgica grave al veneno de la medusa, "ya que la distribución del veneno por todo el organismo puede conducir a una sensación de opresión torácica, calambres musculares e incluso dificultad respiratoria y de manera más rara la sintomatología puede ser de mayor gravedad, y cursar con una alteración del sistema nervioso central llegando a convulsionar".