Prisión provisional sin fianza para el detenido por el crimen de María Isabel de la Rosa, la vendedora de la ONCE asesinada en Albacete cuyo cuerpo sin vida fue encontrado el pasado martes.
Tras discutir con ella, la empujó y cayó de espaldas. Se golpeó la cabeza y comenzó a convulsionar, momento que aprovechó el investigado para sujetarla por el cuello y asfixiarla hasta matarla.
Desde la terraza, Isidro, un vecino del ya enviado a prisión, grabó el momento en que los agentes del Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas sacaban el cuerpo de entre las paredes: “Empezaron a entrar, empezaron a moverse… y ya se ve que fue cuando él confesó donde la tenía, y fue cuando empezaron a pasar el material, de compresores, mazos… Tres horas y media estuvieron trabajando y picando. Iban turnándose, con las mascarillas de gas, que ya llegaron a ponérselas por el olor que había… y fue cuando dije: ‘la han encontrado’”, cuenta hoy, señalando que sigue sin comprender “qué se le pasaría por la cabeza o de qué manera o cómo llegaría a ese límite”. “No lo entiendo, sigo sin comprenderlo", insiste.
El acusado de acabar con la vida de María Isabel sepultó su cadáver en un cubículo de cemento que él mismo construyó durante varios días.
Junto al cuuerpo sin vida recuperaron el que era su teléfono móvil, que había sido destrozado.
Ahora, al sospechoso se le imputa de manera provisional un delito de asesinato tras confesar el crimen, y ha sido enviado a prisión comunicada y sin fianza, según ha decretado el Juzgado de Instrucción número 1 de Albacete en funciones de guardia.
Según informa el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, durante la declaración, A.G.S. ha reconocido haber causado la muerte a María Isabel en el interior de su domicilio en el curso de la citada discusión, empujándola al suelo, cayendo la víctima boca arriba y comenzando a convulsionar, momento que fue aprovechado por el investigado, --según su declaración--, para colocarse encima de la víctima y sujetarla del cuello presionándole con intención de asfixiarla hasta acabar con su vida.