Por primera vez en ocho días, todas las partes implicadas en el derrumbe del vertedero de Zaldibar, en Vizcaya, se han reunido para analizar las graves consecuencias provocadas por la avalancha. Lo más urgente es encontrar a los dos trabajadores sepultados bajo las toneladas de escombros que obligaron a cortar la AP-8: Joaquín y Alberto. La búsqueda, inesperadamente, se vio sacudida por el hallazgo de amianto en la zona, un agente cancerígeno que ha obligado a extremar las precauciones en el lugar.
Por otro lado, también es una cuestión prioritaria sofocar el incendio del vertedero y controlar la calidad del agua y del aire en las zonas más cercanas al lugar del derumbe. El amianto preocupa y mucho. Pese a las buenas noticias que ofrecen los paneles informativos en Zaldibar, los vecinos no se fían del agua del grifo.
En el entorno rural cercano al vertedero también existe una gran tensión, con agricultores y ganaderos afectados.
Por primera vez se realizará un control alimentario en huertas y campos, donde hay fuentes clausuradas y se ha cortado el agua en algunos caseríos.