El Ayuntamiento de Madrid ha comenzado a sacrificar a las cotorras invasoras, esas especies de loros verdes que están por todas partes en los parques de la capital. Se calcula que en los últimos años la población de esta animal se ha multiplicado por seis, hasta alcanzar 13.000 ejemplares. El consistorio las va a eliminar porque supone un riesgo para la diversidad y la seguridad.
Las primeras cotorras invasoras se detectaron en Madrid a mediados de los 80. Hoy la capital concentra la mitad de todos los ejemplares que hay en España. Se calculan, según el último censo que hizo en 2019 la Sociedad Española de Ornitología (SEO) Birdlife, que son 13.000 aves y 4.000 nidos.
El Ayuntamiento de Madrid ha puesto en marcha esta semana el plan integral especial para controlar la población de cotorra argentina y de Kramer en la ciudad. En los próximos dos años se erradicarán en Madrid el 90% de las cotorras, un peligro para la “biodiversidad y la seguridad”, según el consostorio.
Este dato ya reflejaba un aumento "incontrolado" de la población de loros, ya que en 2015 se contabilizaban 7.000 cotorras. Si se toma como referencia el año 2005, cuando se cifraba en 1.700 el número de ejemplares, el aumento representa el 665%.
Lo primero para sacrificar a los animales es actualizar el censo de ejemplares y nidos. Después, se procederá a la esterilización de los huevos para garantizar su inviabilidad y se colocarán de nuevo donde estaban para que no haya nuevas puestas.
Paralelamente, se capturará a las cotorras con jaulas, trampas y redes, respetando “la normativa de bienestar animal” y se les practicará la eutanasia individual por un veterinario “de forma rápida, indolora, empleando métodos que garanticen el mínimo sufrimiento”, según un comunicado del Ayuntamiento.
Los animales capturados no podrían ser reintroducidos al medio natural por ser una especie invasora, según la ley.
Estas cotorras empezaron a verse en Madrid a mediados de los 80. Son de dos tipos. Esta la cotorra de Kramer o Psittacula kameri, originaria de África y Asia. Desde la segunda mitad de siglo pasado han ido invadiendo ciudades europeas, ya que se han adaptado con mucha facilidad al entorno.
Es un loro de tamaño mediano, plumaje verde-amarillento, cola muy larga y pico corto y ganchudo. Los machos adultos presentan un delgado collar rosáceo hacia la nuca y oscuro bajo el pico (dibujo 1), del que suelen carecer las hembras y que falta en los jóvenes. Son una especie muy ruidosa, que emite unos gritos agudos característicos. De ahí las quejas de los vecinos.
La otra especie invasora en Madrid es la cotorra argentina o Myopsitta monachus, propia de Sudamérica, donde es un ave de jaula muy habitual. Su expansión se debe a escapes o sueltas deliberadas. Ha llegado a Europa, donde afecta muy especialmente a Madrid, según SEO Birdlife.
En el plumaje de esta cotorra dominan los tonos verdes, a excepción de las rémiges azuladas y la frente, la garganta y el pecho, que son grisáceos en los adultos. La cola es larga, aunque algo menor que en la cotorra de Kramer, en tanto que el pico, fuerte, corto y ganchudo, es de color ocre claro. Emite unos ásperos y frecuentes reclamos.
El barrio con mayor población de cotorras es Abrantes, situado en el distrito de Carabanchel, donde se estima que hay hasta 1.142 (8,8% del total). El segundo barrio con mayor población es Ciudad Universitaria, en el distrito de Moncloa-Aravaca, que cría una población de 890-1.031 ejemplares (7,9%).
Le siguen por orden de importancia numérica, Las Águilas y Lucero, de Latina, y Casa de Campo, de Moncloa-Aravaca, con poblaciones entre 500-1.000 cotorras. Entre estos cinco barrios acumulan aproximadamente un tercio de la población del municipio de Madrid.