Harvey es un perro Labrador de ocho años que salvó la vida de su dueña al "olfatearle" un cáncer de pecho. El can percibió que algo iba mal y no paró hasta que Anna Neary, de 46 años y residente en Wakefield, Yorkshire, supo interpretar las señales de aviso que le enviaba. Durante seis semanas Harvey se dedicó a tocarle persistentemente su seno derecho, provocando incluso el enfado de su dueña, hasta que ella misma se descubrió dos bultos.
Anna fue diagnosticada con cáncer de mama en etapa uno que se había extendido a sus ganglios linfáticos en noviembre de 2018. Desde entonces, se ha sometido a tres años de tratamientos, que incluyen quimioterapia y una mastectomía, durante los cuales los médicos descubrieron un tumor agresivo de 5,5 centímetros que avanzó el diagnóstico a la etapa tres. Ahora cree que fue Harvey quien le salvó la vida: "Me da miedo pensar dónde estaría si no fuera por él. Sin él, podría haber sido una historia diferente '.
Anna, que es trabajadora de apoyo especializada, admite que no se revisa los senos con regularidad y probablemente nunca hubiera encontrado los bultos de no ser por su mascota. "Harvey me ha visto en mi mejor y peor momento. Él es mi mejor amigo. Tenemos un vínculo tan bueno que creo que es por eso que él podía sentirlo. Cree que es un perro faldero, pero es enorme", relata a 'Daily Mail'.
Ella explicó cómo él 'sintió' que algo andaba mal: "Él se sentaba en mi rodilla de todos modos, pero se dedicaba a tocarme el pecho derecho y yo me enojaba con él, así que simplemente apoyaba la cabeza allí. No me dejaba sola. Si iba al baño, él venía y luego, cuando volvía, ponía la cabeza hacia atrás sobre mi pecho. No dejó de hacerlo durante seis semanas. Fue muy persistente".
"Sentí que estaba tratando de decirme que algo andaba mal, así que decidí revisar mis senos y encontré dos bultos. Solo pensé "qué diablos es eso" y fui al médico. Dijeron que si llego a ir más tarde, es posible que no lo hubiera logrado. Le debo la vida a Harvey", agrega.
Anna se sometió a una mastectomía seguida de 12 rondas agotadoras de quimioterapia y 16 rondas de radioterapia. El vínculo entre Harvey y Anna se hizo más fuerte a medida que la mascota la apoyó durante el tratamiento. "Estaba en estado de shock. No sabía lo que iba a pasar. La quimioterapia fue terrible y Harvey estuvo ahí para mí todo el camino. Tuve que tomarme tres años sin trabajar, así que pasamos mucho tiempo juntos, solo él y yo", cuenta.
En enero de 2020, tras la mastectomía, la quimioterapia y la radioterapia, Anna recibió la buena noticia de que el cáncer había desaparecido. Sin embargo, insiste en que fue Harvey quien le salvó la vida, ya que los médicos dijeron que si el tumor se hubiera descubierto más tarde, es probable que no hubiera sobrevivido.
Gracias al diagnóstico temprano, Anna regresó al trabajo después de tres años de recuperación. "Volver al trabajo fue difícil porque él está muy acostumbrado a mí. Todavía no soy completamente yo misma, pero ya no tengo cáncer, así que estoy agradecido por eso", finaliza.