Un pederasta vecino del municipio madrileño de Colmenar de Oreja, de origen rumano y de 50 años, ha reconocido ante el juez que abusó de más de una veintena de niñas, de entre 2 y 13 años, bajo los efectos del alcohol. Además, ha admitido que las grabó en su dormitorio para difundir las imágenes en una red de pedófilos o a través de un grupo de WhatsApp.
Dumitru, casado y con dos hijos, se sienta en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Madrid por abusos sexuales a 24 niñas. Todas ellas hijas de amigos compatriotas, que las dejaban a su cargo para llevarlas o recogerlas del colegio. Los padres, de origen rumano, confiaban en su amigo hasta que su mujer les advirtió de que era un pedófilo, al descubrir mensajes de carácter pederasta en un grupo de WhatsApp. Los abusos a los que sometía a las pequeñas eran grabados con microcámaras instaladas en el dormitorio y salón del domicilio conyugal, hechos que ha reconocido en la vista. Guardaba los vídeos y los remitía a terceras personas por una red de pederastia o a través de WhatsApp en grupos con el nombre de 'Kids littles girls and boys' ('Niñas y niños pequeños').
En su declaración, Dumitru ha reconocido los abusos y se ha excusado en que tiene un problema de alcoholismo crónico, indicando que vejó a las pequeñas bajo los efectos del alcohol. Además, ha manifestado que se quiere someter a un tratamiento para desintoxicarse. "Lo lamento mucho. Pido perdón a las familias y a las víctimas".
En el juicio hay once acusaciones particulares en representación de las niñas afectadas. Una de las madres ha relatado que el acusado llevaba a su hija al colegio. En una ocasión, la menor le comentó que le daba "cremita" al salir de la ducha. La testigo ha explicado que dio cobijo al acusado porque discutió con su mujer, quien le mandó un mensaje advirtiendo de los posibles abusos sexuales: "Sácalo de tu casa que es un pedófilo, solo está ahí por los niños". Los padres han comentado que confiaban en él aunque sabían sus problemas con el alcohol. "Nadie hablaba mal de él", ha dicho uno de los progenitores. Otro le ha pedido permiso al juez para decirle "algo a éste", recibiendo un "no" por respuesta. Uno de los padres se ha atrevido a llamarle "monstruo" y ha roto a llorar.
La vista oral proseguirá mañana con el visionado de los vídeos difundidos en la red de pederastia y la comparecencia de los policías que investigaron el caso. El fiscal solicita 286 años de prisión para el acusado por delitos continuados de abusos sexuales, de elaboración, tenencia y distribución de pornografía infantil o de descubrimiento de secretos.
Según la Fiscalía, el 17 de julio de 2018 se tuvo conocimiento en la base de datos de compartimiento de videos de pornografía infantil gestionada por Interpol de una nueva serie obtenida de una red pedófila, conocida por ser una las más peligrosas, en la que los pedófilos intercambian consejos para evitar ser detectados por la policía y donde existen contactos de tráfico de seres humanos. En la serie se observó al acusado realizando actos sexuales con varios menores de edad en varios momentos, viéndose en los videos los rostros del autor y las caras de determinadas niñas menores de edad todas ellas de habla y ascendencia rumana, realizados en su domicilio.
Practicado el registro se hallaron varios discos duros con numerosos archivos con fotografías y vídeos donde se veían a menores de edad "en claros y explícitos comportamientos sexuales", siendo algunos de ellos "especialmente degradantes y vejatorios".
También encontraron cinco microcámaras instaladas en dicho domicilio destinadas a la captación de imágenes de menores que acudieron a su vivienda en el periodo comprendido entre los años 2009 a 2018. Los menores, que resultaron ser amigas de sus hijos o hijos de los amigos del acusado, acudían al domicilio para que el acusado les llevara o trajera del colegio "por ocupaciones labores de sus padres y con permiso de los mismos".
En su casa grababa los abusos sexuales en sus dispositivos electrónicos, que compartía con terceras personas" siendo identificadas tales imágenes y grabaciones con los nombres verdaderos o con diminutivos de las víctimas, cuyas identidades fueron plenamente determinadas, realizando actos sexuales especialmente degradantes y vejatorios, dada las edades de las menores".
De este modo el acusado, entre los años 2012 y 2018, realizó dichos actos respecto a un total de 24 menores a las que fotografiaba y/o grababa ya en su domicilio, bien en el domicilio de las víctimas o en otros lugares, mostrando las grabaciones citadas el rostro del procesado o parte de su cuerpo en el que se aprecian tatuajes descriptivos.
Por último, la Fiscalía reclamada al acusado, que se encuentra en prisión desde el 21 de julio de 2018, 20.000 euros de indemnización en concepto de responsabilidad ya que aplica la agravante de abuso de confianza, mientras que el resto lo deja en 10.000 euros "por el daño moral causado".