El auto de prisión destaca la frialdad emocional de María Angels y relata cómo la mañana del crimen compró 3 cajas de potente sedante que tenía prescrito y en casa diluyó hasta 80 pastillas en agua, obligando a Gemma, su hija de 10 años, a tomárselo aunque no quería.
Cuando cayó inconsciente, la ahogó en la bañera durante 10 minutos. Fue ella misma quien confesó los hechos con precisión, y se prestó a hacer la reconstrucción porque el forense dijo que no presentaba alteraciones psicopatológicas.
“Está consciente, orientada, coherente, razona… No se aprecian razones para un internamiento psiquiátrico”, ha explicado el fiscal, Enrique Barata, si bien, el forense sí dijo que debía permanecer controlada, y por eso la magistrada la ha enviado a prisión provisional, acusada de asesinato. En la cárcel hay médicos que podrán atenderla.
“Esta mujer padece un cuadro clínico psiquiátrico considerable, y que evidentemente no justifica los hechos”, ha dicho David Muñoz, abogado de la familia, quien ha precisado que se le hará una segunda valoración.
Su familia dice que tenía problemas mentales y que había salido del último ingreso el 24 de diciembre. Habían iniciado los trámites para incapacitarla, pero no llegaron a tiempo de salvar a Gemma.