Las verrugas plantares o papilomas son pequeños bultos que aparecen mayormente en el talón, pero que pueden aparecer en todas las partes del pie que soporten peso, según informan diversas webs especializadas. Esta presión a la que se ven sometidas puede hacer que crezcan hacia dentro de la piel, creando una capa gruesa y dura, es decir, un callo.
Normalmente, las verrugas plantares no generan un gran problema para la salud. Lo peor es que al estar en una zona tan delicada, pueden crear dificultades para caminar y con el tiempo, ser muy dolorosas. Otra de las consecuencias de ello se basa en la postura, ya que al no poder caminar con normalidad se pueden producir afecciones musculares.
Las verrugas de la planta del pie se originan por el virus del papiloma humano o VHP, que se propaga a través del contacto directo. Por ello, se puede insertar en la piel a través de cortes o rasguños que existan en el pie, por lo que hay más posibilidades de contagiarte al ir descalzo por algún lugar común como piscina o vestuario.
Normalmente, este tipo de verrugas tienen un periodo de incubación que desde los 2 a los 20 meses. Una vez que se ha desarrollado la infección, se presentan en el pie entre los 6 y los 18 meses.
Pueden darse dos tipos de papiloma distintos, dependiendo del número de verrugas que posean:
El síntoma más claro del papiloma es el pequeño bulto rugoso o granuloso que aparece en la planta del pie. Lo más habitual es que sea en la zona del talón o debajo de los dedos de los piel. Lo menos habitual es en la zona del arco.
Otro de los síntomas principales es la aparición de un callo, una región de la piel dura y engrosada donde la verruga creció hacia dentro. Además, es habitual que sobre la zona aparezcan puntos negros conocidos como "semillas de verruga", que son vasos sanguíneos coagulados.
El dolor es otra señal de alerta ante esta infección. Normalmente la zona suele tener cierta sensibilidad al ejercer presión sobre ella, por lo que si al presionarlo sentimos molestia es probable que sea un papiloma.
Lo mejor en estos casos es acudir al especialista para que nos aclare si realmente tenemos un papiloma y el tratamiento que debemos seguir. Las soluciones para esta infección suelen ser de dos tipos:
La mejor manera de evitar los papilomas en el pie se basan en la prevención. Para ello, lo mejor es mantener una piel hidratada para evitar la sequedad de los pies que puede causar pequeñas heridas, y así eliminamos la posibilidad de que a través de ella se contagie el virus. Por otra parte, también es conveniente no andar descalzo por lugares comunes, llevar siempre chanclas, calcetines para el agua o calzado adecuado en zonas de especial riesgo de contagio. Esto también es aplicable a duchas y vestuarios, y en caso de que seamos propensos a contagiarnos de este virus, directamente intentar evitar estos lugares.
Los niños suelen desarrollar verrugas plantares que desaparecen de manera espontánea, combatidas por sus propias defensas. A pesar de ello tenemos que prestar especial atención en ellos y emplear los consejos de prevención citados, ya que los niños no suelen ser conscientes del cuidado que necesitan sus pies.
Es importante que si no tenemos claros los síntomas, acudamos a especialistas para averiguar si realmente se trata de un papiloma y entonces actuar en consecuencia. Existen tratamientos que son especiales para niños y que pueden servir para eliminar esta infección sin mayor problema para los menores.