Ómicron y el final de la pandemia: “Estamos claramente en un cambio de tendencia”
En Sudáfrica y en Reino Unido las hospitalizaciones por ómicron han caído respecto a delta
"La mayoría del mundo científico es optimista, evidentemente, estamos viendo un tipo de enfermedad diferente al que veíamos hace muy poco tiempo", señala el infectólogo Benito Almirante
"Cuando pase ómicron, el porcentaje de la población inmunizada por infección, vacunada o las dos cosas va a pasar de largo del 90%", asegura el virólogo Jose Antonio López Guerrero
Sudáfrica está sirviendo como laboratorio de lo que puede ocurrir con ómicron en el resto del mundo. Allí, se detectó esta variante por primera vez a finales de noviembre y lo cierto es que después de 27 días de una explosión de casos como nunca se había visto, la curva comenzó a bajar al mismo ritmo que había subido.
Hay que tener en cuenta que la población sudafricana es mucho más joven que la de Europa y, por lo tanto, menos susceptible de enfermar gravemente. Apenas hay un 30% de vacunados pero al menos un 70% se ha contagiado con variantes anteriores. Con todo, del país sudafricano se pueden sacar varias conclusiones.
MÁS
La primera es que, a pesar de la capacidad de la nueva variante para sortear las vacunas y las infecciones previas -logra reducir entre 30 y 40 veces los anticuerpos-, parece que causa una enfermedad menos grave que las variantes anteriores. Lo vemos en el porcentaje de hospitalizaciones en Sudáfrica, proporcionalmente menor que en otros repuntes: menos de un 2% en la segunda semana de esta cuarta ola provocada por ómicron frente al 19% de la segunda semana de la tercera, dominada por la variante delta.
La estancia hospitalaria también se ha acortado en el país africano de 8,5 días de media a 2,8 y muy pocos pacientes, un 2%, han precisado oxígeno en comparación con otros momentos de la pandemia (11%). Los ingresos en UCI han pasado del 23% al 8%, mientras que las muertes por ómicron suponen una cuarta parte de los fallecidos por delta en los hospitales de Sudáfrica.
"Excelente noticia"
"Es una buena noticia que en determinados países donde hay un predominio muy importante de la variante ómicron el número de hospitalizaciones no solo no aumente sino que disminuya", señala el jefe de enfermedades infecciosas del Hospital Vall d'Hebron, Benito Almirante. "La caída de hospitalizaciones es una de las cuestiones que desde el punto de vista científico se apunta como el final de la pandemia: que el SARS-CoV-2 se convierta en un virus que afecta de forma mayoritaria a toda la población pero que solo produzca efectos graves a un porcentaje relativamente pequeño y asumible, como otros virus respiratorios que ya existen. Si esto realmente se confirma en las próxima semanas, será una excelente noticia", asegura.
En el Reino Unido -donde el 80% de todos los casos que diagnostican son ómicron- sólo ingresa una de cada 1.000 personas diagnosticadas. "Esto es un dato muy esperanzador", reconoce Almirante.
Que ómicron sea menos virulenta se debe a varios factores, según los expertos: las vacunas; que esté afectando mayoritariamente a gente de menos de 50 años, que son las que tienen las tasas menores de vacunación, y a que probablemente, de forma instrínsica, las mutaciones que aporta el virus lo hace mucho más transmisible pero menos agresivo.
"Se ha visto que ómicron ha sido un tsunami de infección y el tsunami es lo que tiene, que desaparece tan bruscamente como aparece", asegura el virólogo y profesor de Microbiología en la Universidad Autónoma de Madrid, José Antonio López Guerrero. "Pasa sobre la mayoría de la población al que el virus tiene acceso: genera muchísimos casos y una vez que los genera, las personas que quedan por infectar quedan rodeadas de personas infectadas y, por lo tanto, inmunizadas; de personas vacunas, e, incluso, de personas vacunadas e infectadas, en consecuencia, mucho más protegidas. Las personas que queden por infectar cuando pase el tsunami seguramente tendrán menos fácil infectarse", añade.
Almirante insiste en la idea. Lo que está pasando con ómicron es la evolución natural de una enfermedad vírica: "A lo largo de la historia, las enfermedades víricas siempre se han comportado así. La epidemia de gripe de 1918 afectó durante un año y medio-dos a millones de personas y después quedó como una enfermedad permanente en el tiempo que dura hasta nuestros días. Los coronavirus se comportarán en el futuro de una manera similar: afectarán durante la temporada invernal a muchísima gente y provocará enfermedad grave solo a algunas personas. A medio plazo, es probable que solo se tengan que vacunar aquellas más vulnerables, como pasa con la gripe".
¿Final de la pandemia?
Si no en el principio del fin de la pandemia, los expertos coinciden en que, desde luego, estamos en un claro cambio de tendencia. "Cuando pase ómicron, el porcentaje poblacional de personas inmunizadas por infección, vacunadas o las dos cosas va a pasar de largo del 90% de la población en los países donde ómicron ya es hegemónica", señala López Guerrero. "Eso va a suponer una inmunización grupal, funcional o de rebaño, como queramos llamarla, que seguramente hará que no vengan otras olas parecidas", asegura.
"La mayoría del mundo científico es optimista. Es evidentemente, estamos viendo un tipo de enfermedad diferente al que veíamos hace muy poco tiempo y un comportamiento del virus también muy distinto", señala Almirante. "Si esto persiste en el tiempo y no hay ninguna novedad -que en situación de pandemia siempre es inevitable que pueda pasar-, la valoración global es optimista, aunque sea difícil de entender cuando todavía hay miles de casos nuevos, un montón de personas que tienen que ser hospitalizadas y unos cuantos que fallecen. A medio plazo, la perspectiva es más favorable que en olas anteriores", añade.
Porque los expertos advierten: en virología, el riesgo cero no existe. Es decir, la probabilidad de que se dé otra variante más perversa o más letal es muy pequeña pero puede pasar. "La tendencia natural de los virus aéreos es tender a generar más capacidad de dispersión pero causar menos daño al hospedador, por una razón simplemente de selección natural: los virus más virulentos causan más estragos, las personas fallecen o acaban ingresadas y ese virus deja de transmitirse. Sólo los virus que se transmiten de forma asintomática o subsintomática son los que acaban teniendo una presión selectiva positiva. Por lo tanto, cabría esperar, aunque el riesgo cero no existe, que no volviera a aparecer una variante como ómicron, tan evolucionada, o más virulenta", señala López Guerrero.