La noche de San Juan más atípica por el coronavirus, sin hogueras ni playas

  • Algunas localidades han trasladado la fiesta a bares y restaurantes

  • La excepción la han puesto los inconscientes que se han saltado las prohibiciones

Esta noche de San Juan se ha vivido de una forma muy diferente por culpa del coronavirus. Sin hogueras, ni fiesta en las playas, blindadas para evitar aglomeraciones. Un amplio dispositivo policial velaba para que nadie se saltase las normas. Aunque ha habido excepciones como la de Ciutadella en Menorca, donde la gente se ha concentrado sin mascarilla, ni distancia de seguridad a pesar de la prohibición del Ayuntamiento.

Barcelona ha vivido una noche de San Juan con la playa desierta. “Ni un alma”, decía un vecino a las cámaras de Informativos Telecinco.

Ni un alma ni una hoguera. Desde las ocho de la tarde estaba prohibido pisar la arena. “San Juan sin playa no es San Juan”, dice otro barcelonés.

En la ciudad condal, a pesar de las ganas de fiesta ha predominado el sentido común. Aun así se han mantenido los controles de alcohol y drogas en los puntos habituales.

Resignados también los valencianos, que admiten que quedarse sin San Juan era lo más sensato. La policía local ha vigilado las playas del Levante por tierra y aire, con drones, toda la noche “para evitar incidentes”

En A Coruña, con gran tradición, se ha visto una estampa similar. La playa de Riazor, precintada y vacía. “Lo tenemos arraigado y da pena”, nos comenta una vecina. En Málaga hay quien ha optado por llevarse un poco de playa a casa, cargados con botellas de arena.

Imagen muy distinta en Salou, donde sí han podido bajar a la arena. Se han reunido con amigos y se han bañado a la luz de la luna, como manda la tradición de la noche más corta del año.

Celebraciones alternativas

Las celebraciones de la noche más corta han tenido que adaptarse a la nueva situación. En Galicia, por ejemplo, sí hubo sardiñadas pero en la calle, en los barrios y en grupos reducidos.

Muchos vecinos gallegos estaban penosos. Han echado de menos la arena y los conciertos de la noche de San Juan. “El ramo y lavarnos la cara con agua por la mañana no nos va a faltar”, ha explicado una vecina.

En Vizcaya quienes pensaban mojarse los pies en la orilla han sustituido el fuego por las luces de led, vistas en los balcones. En San Sebastián han mantenido la tradición aunque guardando la distancia y han hecho una hoguera.

Y si algo nos sorprende es la nueva normalidad en discotecas. En Salou hemos visto a la gente sentada en mesas, con mascarillas a metro y medio de otras mesas. La música a todo volumen pero sin bailar. “Por tener un poco de cuidado no pasa nada”.

Las excepciones peligrosas

Siempre hay quien da la nota. Es el caso de un grupo de jóvenes en Barcelona que ha hecho botellón sin mascarilla.

O en Ciutadella, Menorca, donde cientos de personas abarrotaron las calles, a pesar de la prohibición del Ayuntamiento. Agolpados, sin distancia social, ni mascarillas. Entre cánticos y aplausos han celebrado el 'primer toc de fabiol', un evento que da inicio a las fiestas. Lamentable.